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¿Qué es la mononucleosis?

Revisor médico: Elana Pearl Ben-Joseph, MD

¿Has oído hablar alguna vez sobre "la enfermedad del beso"? Si crees que se trata de la mononucleosis, ¡estás en lo cierto!

La mononucleosis infecciosa suele estar causada por una infección por el virus Epstein-Barr.  El virus Epstein-Barr es uno de los virus más frecuentes. La mayoría de nosotros nos exponemos a este virus en algún momento de nuestras vidas.  Los bebés y los niños pequeños que se infectan con el virus Epstein-Barr no suelen presentar ningún síntoma o pueden presentar síntomas leves similares a los de un refriado común. 

Pero los niños mayores y los adolescentes infectados por el virus Epstein-Barr suelen desarrollar síntomas como la fiebre y el dolor de gargantas.

¿Cómo contraen la mononucleosis los niños?  

La mononucleosis es contagiosa, lo que significa las personas que la contraen la pueden trasmitir a otras personas. Aunque es llame "la enfermedad del beso", hay otras formas de trasmitir esta enfermedad. Todas ellas suelen implicar el contacto con la saliva. Por lo tanto, compartir pajitas, cepillos de dientes, bebidas o alimentos usando la misma vajilla puede trasmitir el virus de la mononucleosis. 

Al principio, después de haberse infectado con el virus Epstein-Barr, la gente no se siente enferma ni se encuentra mal. Los síntomas no suelen aparecer hasta uno o dos meses después de infectarse. Algunas personas no presentan ningún síntoma en absoluto. Por lo tanto, lo pueden trasmitir sin ni siquiera saberlo. Por eso es tan importante no compartir tenedores, pajitas, botellas de agua ni bálsamo para los labios en la escuela. 

¿Cuáles son los signos de la mononucleosis?

La mononucleosis puede hacer que te sientas muy pero muy cansado, pero también es posible que presentes otros síntomas, como:  

  • fiebre
  • dolor de garganta
  • ganglios linfáticos del cuello inflamados
  • dolores de cabeza
  • dolores musculares
  • dolor abdominal, con un hígado o un bazo agrandado e inflamado (dos órganos que se encuentran en la parte superior del vientre) 
  • pérdida del apetito

Puede parecer que has contraído una gripe o una faringitis streptocócica, porque los síntomas de la mononucleosis se parecen mucho a los de estas enfermedades. La única forma de saber si tienes la mononucleosis consiste en ir al médico, quien se encargará de explorarte para saber si la tienes. A veces, los médicos piden un análisis de sangre para estar seguros. 

¿Y si tengo la mononucleosis?

Si has contraído la mononucleosis, lo más probable es que necesites mucho reposo. Esto significa dejar de ir a la escuela durante unas semanas, no hacer deporte, no correr ni jugar activamente con tus amigos ni pelearte con tu hermano pequeño si lo tienes.  

Mientras descansas, bebe abundante agua y otros líquidos. Puedes pedir a tu mamá o a tu papá que te den un medicamento para aliviarte el dolor de garganta y los dolores musculares y para bajarte la fiebre. Pero no tomes aspirina ni otro medicamento que contenga salicilatos, porque te podrías exponer a desarrollar una afección conocida como síndrome de Reye, que puede ser muy peligrosa. 

Algunos niños con mononucleosis pueden no sentirse nada de enfermos.  Pero es muy importante que escuches a tu cuerpo. Un niño con mononucleosis debe decírselo a su papá o a su mamá si se empezara a encontrar peor. Y, si el niño está muy cansado y se siente muy hecho polvo, esa es la forma que tiene su cuerpo de decirle que necesita descansar más. 

Los niños que practican deportes de contacto (como el fútbol americano y el baloncesto) deben dejar de practicarlos durante aproximadamente un mes después de la mononucleosis, sobre todo, si se les ha inflamado el bazo. Tu médico te indicará cuándo es seguro que retomes el deporte. 

La mononucleosis suele remitir al cabo de pocas semanas; de todos modos, te lo tendrás que seguir tomando todo con calma. Asegúrate de lavarte las manos después de toser o de estornudar. No compartas con nadie pajitas, tenedores ni cepillos de dientes y... ¡deja de dar besos durante unos pocos meses! 

Revisor médico: Elana Pearl Ben-Joseph, MD
Fecha de revisión: enero de 2020