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Ir al colegio con una alergia alimentaria
Los niños pequeños con alergias alimentarias pueden estar seguros en la escuela, aunque esto requiere organización, preparación y educación.
He aquí algunos consejos para garantizar la seguridad de su hijo durante el curso escolar y a lo largo de todo el año:
En primavera:
Este es el mejor momento para que reserve una hora de visita para el verano con el alergólogo de su hijo. Concierte también una reunión para finales del verano con el director del colegio de su hijo, la enfermería del centro y el tutor del niño.
En verano:
En la visita con el alergólogo, comente y actualice el plan de acción contra la alergia alimentaria de su hijo a aplicar en caso de emergencia. Haga varias copias del mismo para llevarlas a su centro escolar. Asegúrese de que en este plan se incluye una fotografía actual de su hijo e información actualizada para que puedan ponerse en contacto con usted y con el médico del niño. Revise sus reservas de medicamentos para tener la seguridad de que dispone de cuanto necesita para el centro escolar de su hijo. Pida al alergólogo cualquier receta que necesite.
Solicite una pulsera de alerta médica para su hijo, hágalo con tiempo de antelación porque este tipo de pulseras pueden tardar varias semanas en llegar. En la pulsera, aparecerá el nombre de su hijo y el tipo de alergia que padece. Considere la posibilidad de incluir también en la pulsera que se le debe poner el inyectable de epinefrina en caso de reacción alérgica grave, así como su teléfono de emergencias personal para que puedan ponerse en contacto con usted.
En la reunión escolar, recuerde a todo el mundo que, si su hijo presentara una reacción alérgica grave, le deberían inyectar la epinefrina de inmediato y luego llamar al teléfono de emergencias (911 en EE.UU.). Establezca planes de actuación para distintos tipos de situaciones, como la hora de almorzar, la de comer y la de merendar, las fiestas que se celebren en el aula y las excursiones o las salidas de campo. Pregunte dónde se encuentra la enfermería del centro y lo lejos que está del aula de su hijo, del comedor y del área del recreo.
La mayoría de los niños se pueden sentar normalmente en la mesa del comedor de la escuela, si se siguen las medidas de seguridad adecuadas. Si en la escuela existe una mesa especial para las personas con alergias alimentarias, debería incluir a todos los alumnos que necesiten comer de una forma segura.
Pregunte sobre:
- dónde se guardará la comida
- dónde comerá su hijo
- quién limpiará la mesa
- quien supervisará la hora de almorzar, de comer y de merendar
- quién se responsabilizará de que los niños se laven las manos
- quién preparará a los profesores ordinarios, a los profesores sustitutos y a los de educación especial para que sepan reconocer y tratar una reacción alérgica
- dónde se guardará la epinefrina y quién se responsabilizará de ponérsela a su hijo en caso necesario
Pida al centro escolar que:
- Forme al personal del centro sobre cómo describen los niños sus propias reacciones alérgicas. Pueden decir que la comida les sabe picante, que la lengua se le pone caliente, les pica o se les duerme, que notan extrañas la lengua y/o la boca, o que se les tensan los labios.
- Indique con insistencia que los alumnos no compartan la comida.
- Anime insistentemente a todos los niños a lavarse las manos con agua y jabón antes y después de las comidas. Los geles desinfectantes para manos no eliminan los alérgenos.
- Limpie las mesas donde comen los niños con toallitas o paños desinfectantes desechables en vez de con una esponja o bayeta, que podría diseminar los alérgenos. Este proceso lo debería llevar a cabo un adulto, nunca un niño.
- Pida a los profesores que no utilicen los alimentos como recompensa en las clases, y que le avisen con varios días de antelación cuando se vayan a celebrar fiestas donde haya alimentos, como las fiestas de cumpleaños.
- Esté pendiente de los artículos no alimentarios que también podrían contener alérgenos, como algunos materiales que se usan para hacer manualidades o en los proyectos de clase, las mascotas de la clase y sus alimentos.
De vuelta a la escuela
Junto con los lápices y los libros que su hijo lleva en la mochila, usted también deberá incluir su provisión de medicamentos. Compruebe por partida doble que su hijo dispone de todos los medicamentos que necesita llevar encima. Si es posible, facilite al centro escolar medicamentos que no caduquen hasta después de que finalice el curso escolar. Si no puede ser, anote su fecha de caducidad en el calendario para poder renovarlos antes de que caduquen.
Si su hijo no lleva todavía encima ni siempre su propio auto-inyectable de epinefrina, asegúrese de que el inyectable está disponible en la enfermería de su centro escolar, en su clase y en cualquier otro lugar que frecuente su hijo, como el aula de extraescolares. Etiquete el envase de epinefrina con el nombre de su hijo, su foto y su propio teléfono de emergencias para que puedan contactarlo. Asimismo, haga llegar al tutor de su hijo provisiones de toallitas para las manos y opciones de alimentos seguros para el niño.
Tal vez le interese escribir una carta dirigida a los padres de los compañeros de clase de su hijo. En ella, les puede explicar qué alergias alimentarias tiene, qué significan y lo graves que pueden llegar a ser sus reacciones. Explique la idea de la contaminación cruzada e indique con claridad cómo pueden ayudar a que su hijo se mantenga seguro. Sea razonable (no pida cosas que no sean necesarias) y sincero (no haga que las cosas parezcan más graves de lo que son). De ser posible, ofrézcase para ayudar en las fiestas de cumpleaños a fin de que contengan alimentos que sean seguros para su hijo.
Considere la posibilidad de incluir un folleto informativo donde se explique cómo ayudar a las personas con alergias alimentarias. La página de internet Red Investigación y Educación sobre Alergias Alimentarias Food Allergy Research and Education network (FARE por sus siglas en inglés) ofrece uno.
A lo largo del curso escolar
- Cuando empiece la escuela, considere la posibilidad de hablar con otros padres en la primera reunión escolar o cuando coincida con ellos. El hecho de hablar en persona puede ayudar a otros padres a colaborar con usted para garantizar la seguridad de su hijo.
- Póngase en contacto con el tutor de su hijo con regularidad para ver cómo están yendo las cosas. Anime al tutor, al director y a la enfermería del centro a llamarle cuando les surja cualquier duda sobre la alergia de su hijo o cuando se les ocurran ideas para hacer las actividades más seguras e inclusivas para él. Si van a cocinar en el aula, facilite recetas e ingredientes para que puedan preparar platos seguros para su hijo. Considere la posibilidad de llevar a la escuela cuencos, cucharas y otros utensilios de uso exclusivo para la clase de su hijo a fin de que no pueda haber contaminación cruzada provocada por alimentos inseguros cocinados en otras clases.
- Informe al profesor de su hijo que vaya a dirigir la actividad de cocina de que le puede llamar en cualquier momento si tiene alguna duda sobre los ingredientes. Revise siempre los ingredientes de cualquier tentempié que le vayan a dar a su hijo en la escuela y asegúrese de disponer de unas buenas provisiones de alimentos seguros en el aula de su hijo. Considere la posibilidad de que su hijo se lleve diariamente los tentempiés y la comida preparados en casa para garantizar su seguridad.
Durante todo el año
Por muy colaborador que sea el tutor y el resto del personal del centro escolar de su hijo, la preparación más importante que usted puede hacer deber implicar a su hijo. Con tiempo y educación, su hijo podrá asumir cada vez más responsabilidades en lo relativo a su seguridad alimentaria.
- Repase con su hijo a qué es alérgico y qué alimentos puede y no puede comer.
- Recuérdele que nunca deber aceptar alimentos procedentes de sus compañeros de clase y que nunca debe comer alimentos sin saber si son seguros para él. Esto puede suponer que solo coma los alimentos que usted le haya preparado en casa o que él sabe que usted aprueba.
- Enseñe a su hijo a lavarse las manos antes y después de comer, y después de jugar en el exterior.
- Repase con su hijo cuáles son los signos de las reacciones alérgicas en que se debería fijar, como erupción, inflamación de la cara, dificultades para respirar, resuello o respiración sibilante (hacer "pitos" al respirar) y vómitos. Y asegúrese de que su hijo sabe a quién debe informar cuando no se encuentre bien.