Después de un entrenamiento intenso, es normal sentirse adolorido, especialmente si estás haciendo algo nuevo. Si al día siguiente estás adolorido, es una buena idea tomar las cosas con calma. Intenta hacer algún ejercicio ligero, como caminar, mientras los músculos descansan. El hielo, los medicamentos antiinflamatorios (como el ibuprofeno), los masajes, un baño caliente o los estiramientos suaves pueden aliviarte un poco.
Cuando vuelvas a tu rutina de ejercicio físico, aumenta lentamente la intensidad del entrenamiento. También haz un precalentamiento antes de la actividad física y haz una relajación al finalizar.
Si tu entrenamiento incluye levantamiento de pesas, es mejor que dejes descansar los músculos durante un día. Si quieres continuar haciendo entrenamiento de fuerza todos los días, cambia la rutina de modo que un día trabajes con la parte superior del cuerpo y, al día siguiente, con la parte inferior. Esto les dará a tus músculos la posibilidad de recuperarse antes del siguiente entrenamiento. No hay problema en hacer ejercicios aeróbicos o estiramientos todos los días.
Si sientes dolor durante la actividad física o si el dolor es intenso y no mejora después de varios días de descanso, tal vez tengas una lesión. Asegúrate de comunicarte con tu médico.
Nota: Toda la información es únicamente para uso educativo. Para obtener consejos médicos, diagnósticos y tratamientos específicos, consulte con su médico.
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Imágenes obtenidas de The Nemours Foundation y Getty Images.
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