La deficiencia de vitamina D es una afección que ocurre cuando una persona no contiene en su sangre suficiente cantidad de vitamina D, que es necesaria para tener unos huesos fuertes y para la salud en general. 

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La vitamina D desempeña un papel clave en la salud ósea al ayudar al organismo a absorber el calcio y el fósforo, dos componentes fundamentales de los huesos. Obtenemos vitamina D de los alimentos que comemos, y nuestro cuerpo también la fabrica cuando nuestra piel se expone al sol. Sin suficiente cantidad de vitamina D, los huesos pueden crecer demasiado despacio hasta debilitarse, volverse frágiles o deformarse. 

Aparte de contribuir a la salud ósea, la vitamina D ayuda al cerebro, los músculos y el sistema inmunitario. Ayuda al cuerpo a fabricar nuevas células y a combatir las infecciones. También reduce la inflamación. 

La deficiencia de vitamina D puede ocurrir en personas que no ingieren suficiente cantidad de vitamina D en su dieta, tienen una exposición limitada a la luz solar, padecen enfermedades renales o hepáticas, son obesas o bien padecen enfermedades o toman medicamentos que impiden que su organismo absorba suficiente cantidad de vitamina D. La deficiencia de vitamina D es más frecuente en las personas que no comen ni beben productos lácteos. 

Tenga en cuenta lo siguiente

Los médicos suelen diagnosticar la deficiencia de vitamina D midiendo los niveles de esta vitamina en la sangre a partir de análisis de sangre. También pueden hacerse otras determinaciones en los análisis de sangre y radiografías para detectar posibles problemas óseos. 

El tratamiento incluye suplementos de vitamina D para normalizar sus concentración en sangre, lo que ayuda a prevenir o a revertir los problemas óseos. Algunas personas también toman suplementos de calcio y/o de fósforo. Una dieta sana y una cuidadosa exposición solar también pueden ayudar. 

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