Todas las emociones son naturales
Supongamos que comienzas a hacer una lista de todas las emociones que has experimentado.
Hagamos la prueba. Hazlo ahora.
¿Qué figura en tu lista? Lo más probable es que hayas incluido
cosas como feliz, triste, ansioso, enojado, asustado, agradecido, orgulloso, temeroso,
confundido, estresado, relajado, maravillado. Ahora divide tu lista en dos categorías:
emociones positivas y emociones negativas.
Sentir emociones tanto positivas como negativas es algo normal en todo ser humano.
Podríamos usar la palabra "negativas" para describir las emociones más
difíciles, pero no significa que esas emociones sean malas o que no debamos
sentirlas. Aun así, algunas personas preferirían sentir una emoción
positiva en lugar de una negativa. Es probable que prefieras sentirte feliz en lugar
de triste, o confiado en lugar de inseguro.
Lo importante es el equilibrio que existe entre nuestras emociones: qué
nivel de cada tipo de emoción, positiva o negativa, experimentamos.
Cómo nos ayudan las emociones negativas
Las emociones negativas nos alertan de las amenazas o los desafíos que debemos
enfrentar. Por ejemplo, el temor puede alertarnos de un posible peligro. Es una señal
de que tal vez debamos protegernos. Los sentimientos de enojo nos advierten que alguien
nos está avasallando, cruzando un límite o aprovechándose de
nuestra confianza. El enfado puede ser una señal de que necesitamos actuar
para defendernos.
Las emociones negativas se centran en nuestra conciencia. Nos ayudan a detectar
un problema para poder enfrentarlo. Pero un exceso de emociones negativas puede hacer
que nos sintamos abrumados, ansiosos, exhaustos o estresados. Cuando las emociones
negativas se desequilibran, los problemas pueden parecer demasiado complejos como
para manejarlos.
Cuanto más tiempo le dediquemos a las emociones negativas, más emociones
negativas comenzaremos a sentir. Si nos centramos en la negatividad, esta aumenta.
Cómo nos ayudan las emociones positivas
Las emociones positivas contrarrestan a las negativas, pero también tienen
otros beneficios importantes.
En lugar de estrechar nuestra mente como lo hacen las emociones negativas,
las emociones positivas afectan a nuestro cerebro y aumentan nuestra conciencia,
atención y memoria. Nos ayudan a absorber más información,
tener varias ideas en mente al mismo tiempo y comprender la relación que existe
entre diferentes ideas.
Cuando las emociones positivas nos abren a nuevas posibilidades, tenemos más
capacidad para aprender y mejorar nuestras habilidades. Esto nos lleva a un mejor
desempeño en las tareas y las evaluaciones.
Las personas con muchas emociones positivas en su vida diaria suelen ser más
felices, más saludables, aprenden mejor y se llevan bien con los demás.