¿Cuáles son los síntomas de la paroniquia?
Lo más probable es que, si tienes una paroniquia, sea fácil de reconocer.
Habrá un área de piel alrededor de la uña que te dolerá
y será sensible al tacto. Lo más probable es que el área afectada
esté roja e hinchada y que la notes caliente. Es posible que veas una ampolla
llena de pus.
Si llevas mucho tiempo con la infección, es posible que la uña te
cambie de color. También es posible que haya cambiado de forma o que parezca
como si se fuera a desprender de su lecho.
¿Qué deberías hacer?
Si tu paroniquia es leve y no se ha empezado a extender más allá
de la uña infectada, lo más probable es que la puedas tratar en casa.
Sumerge la uña afectada en agua tibia durante 20 minutos seguidos varias veces
al día. La infección se curará por sí sola al cabo de
pocos días.
Si la paroniquia no mejora después de aproximadamente una semana, llama
al médico. Llama al médico de inmediato si tienes un absceso
(un área llena de pus en la piel o debajo de la uña) o si te
parece que la infección se ha extendido más allá de la uña
infectada.
Si tu paroniquia fuera grave y no consultaras a un médico, la infección
se te podría extender por el dedo y pasar a afectar al resto de tu cuerpo.
Por suerte, es algo muy poco frecuente.
¿Qué hacen los médicos?
Habitualmente, un médico o un enfermero pueden diagnosticar una paroniquia
simplemente examinando el área infectada. En algunos casos, el médico
tomará una muestra de pus para analizarla en un laboratorio, a fin de determinar
qué tipo de germen está causando la infección.
Si padeces una diabetes y percibes cualquier síntoma de paroniquia, informa
a tu médico, incluso aunque la infección parezca leve.
No intentes pinchar ni cortar el absceso por tu cuenta. Si lo hicieras, podrías
provocar una infección más grave u otras complicaciones. Es posible
que el médico deba vaciar el absceso y recetarte antibióticos para tratar
la infección. Una vez tratado el absceso, el dedo casi siempre se cura muy
deprisa.
Si una persona tiene una paroniquia micótica, es posible que el médico
le recete cremas, lociones u otros medicamentos antimicóticos.