Cuando los niños están en un exterior, es importante protegerles
la piel para prevenir el melanoma y las lesiones en la piel provocadas por una exposición
excesiva al sol.
He aquí cómo conseguir que los niños disfruten del sol de
una forma segura.
¿Por qué es importante protegerse del sol?
Todos necesitamos exponernos al sol en alguna medida. Cuando exponemos la piel
al sol, nuestros cuerpos fabrican vitamina
D, que ayuda al organismo a absorber el calcio
para tener unos huesos
más fuertes y más sanos. Hay que estar poco tiempo al sol para que la
mayoría de la gente obtenga la vitamina D que necesita (y la mayoría
de la vitamina D se puede obtener llevando una dieta saludable y/o con suplementos).
Un exceso de exposición de la piel a los rayos ultravioletas del sol (UV)
puede lesionar la piel, los ojos, deprimir el sistema
inmunitario y causar cáncer de piel. Hasta la gente que solo tiene 20 años
puede desarrollar un cáncer de piel.
¿Cómo ocurren las quemaduras solares?
El sol irradia luz sobre la Tierra, y parte de esa luz consiste en rayos ultravioletas
(UV) invisibles. Cuando esos rayos llegan a la piel, pueden provocar bronceado, quemaduras
solares y otros tipos de lesiones en la piel.
- Los rayos UVA pueden provocar envejecimiento de la piel y formación
de arrugas, así como contribuir al cáncer de piel, como el melanoma
(el cáncer de piel más peligroso de todos). Puesto que los rayos UVA
atraviesan sin problemas la capa de ozono, representan la mayor parte de nuestra exposición
al sol.
- Los rayos UVB también son peligrosos, provocando quemaduras
solares, cataratas (opacidad del cristalino) y efectos en el sistema inmunitario.
También contribuyen al cáncer de piel, y el melanoma se cree que está
relacionado con graves quemaduras solares provocadas por radiaciones UVB antes de
los 20 años de edad.
Los rayos ultravioletas reaccionan con una sustancia química llamada melanina
que se encuentra en la piel. Las quemaduras solares ocurren cuando lo cantidad de
exposición a los rayos ultravioletas es mayor que aquella que estamos preparados
para soportar gracias a la melanina de nuestra piel. El riesgo de lesión aumenta
con la cantidad y la intensidad de la exposición. El bronceado es un indicador
de que la piel está dañada y no sirve en absoluto para proteger la piel.
¿Quién necesita protegerse del sol?
Todos los niños necesitan protegerse del sol. Cuanto más clara sea
la piel natural de una persona, menor cantidad de melanina contendrá para absorber
los rayos UV y para protegerse. Cuanto más oscura sea la piel natural de una
persona, más cantidad de melanina contendrá. Pero, tanto los niños
de piel clara como los de piel oscura necesitan protegerse de los rayos UV porque
todo tipo de bronceado o de quemadura solar causa lesiones en la piel.
He aquí las claves para proteger la piel de los niños.
Usar protector solar
La Academia Americana de Dermatología (AAD) recomienda que todos los niños,
independientemente del tono de piel que tengan, se pongan protector
solar con un FPS de 30 o superior. Independientemente del protector solar que
elija, asegúrese de que se trata de uno de amplio espectro (que proteja tanto
contra los rayos UVA como contra los rayos UVB) y de que, si los niños se van
a meter en el agua, sea resiste al agua. Aplique una cantidad generosa de protector
solar y reaplíquelo a menudo.
Evite las horas del día en que los rayos solares sean más fuertes
Trate de estar a la sombra cuando los rayos del sol sean más fuertes (lo
que suele ocurrir entre las 10:00 y las 16:00 horas en el hemisferio norte). Si su
hijo debe exponerse al sol en esta franja horaria, asegúrese de ponerle (y
de volverle a poner) protector solar, incluso aunque solo esté jugando en el
patio trasero o el jardín de su casa. La mayoría de las lesiones provocadas
por el sol ocurren como consecuencia de la exposición acumulada en las actividades
de cada día, no al tomar el sol en la playa. Recuerde que, incluso en los días
nublados, frescos o encapotados, los rayos UV llegan a la Tierra. Este "sol invisible"
puede provocar quemaduras solares inesperadas y otras lesiones en la piel.
Cubrirse la piel
Una de las mejores formas de protegerse la piel es cubrírsela bien. Para
asegurarse de que las prendas de ropa ofrecen una protección suficiente, coloque
una mano dentro de cada prenda y compruebe que no se la puede ver a través
de la prenda.
Puesto que los lactantes tienen la piel más fina y su melanina está
muy poco desarrollada, su piel se quema más fácilmente que la de los
niños mayores. La mejor protección para un bebé de menos de 6
meses es la sombra, de modo que los bebés de esta edad se deben mantener alejados
del sol siempre que sea posible. Si su bebé debe estar al sol, vístalo
con ropas que le cubran el cuerpo completamente, incluyendo gorras con amplias viseras
para ensombrecerle la cara. Si su bebé aún no ha cumplido los 6 meses
pero hay pequeñas áreas de su piel (como la cara) que se exponen al
sol, puede usar una pequeña cantidad de protector solar con un FPS de 15 en
esas áreas.
Hasta los niños mayores necesitan evitar el sol. En las salidas al aire
libre, lleve siempre consigo una amplia sombrilla o una tienda fácil de montar
para jugar en su interior. Si no hace mucho calor en el exterior y a su hijo no le
incomoda, vístalo con camisas de manga larga y pantalones largos.
Llevar gafas de sol
La exposición solar lesiona tanto la piel como los ojos. Hasta exponerse
al sol durante un solo día puede provocar quemaduras en la córnea (la
membrana más externa y transparente que cubre el ojo). La exposición
acumulada puede provocar, a la larga, cataratas (una opacidad progresiva del cristalino
que conlleva una visión borrosa) en etapas posteriores de la vida. La mejor
forma de proteger los ojos de los efectos nocivos del sol es llevando unas gafas de
sol que ofrezcan una protección contra los rayos UV del 100%.
Deje que sea su hijo quien escoja su propio par de gafas: hay muchas opciones divertidas,
con monturas de muchos colores o con personajes de los dibujos animados.
Compruebe por doble partida la medicación de su hijo
Algunos medicamentos incrementan la sensibilidad de la piel a los rayos UV. Pregunte
al médico de su hijo o a su farmacéutico si cualquier medicamento, sea
de venta con receta médica (sobre todo si se trata de antibióticos o
de medicamentos para el acné) o de venta libre, que toma su hijo puede incrementar
su sensibilidad al sol. De ser así, tome medidas de precaución adicionales.
La mejor protección consiste simplemente en cubrirle la piel o en quedarse
en interiores; hasta los protectores solares pueden ser insuficientes para proteger
la piel de la sensibilidad al sol provocada por estos medicamentos.