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Actividad física para los niños a los que no les gustan los deportes
- ¿Por qué a algunos niños no les gustan los deportes de equipo?
- Todavía están desarrollando las habilidades básicas
- El entrenador o la liga son demasiado competitivos
- Tienen miedo a salir a escena
- Todavía está buscando su deporte
- Otras barreras
- La actividad física fuera de los deportes de equipo
- Apoye la decisión de su hijo
Los deportes en equipo pueden mejorar la autoestima, la coordinación y las condiciones físicas generales de los niños, además de ayudarles a aprender a trabajar con otros niños y adultos.
Pero algunos niños no son atletas innatos y es posible que le digan, directa o indirectamente, que no les gustan los deportes. ¿Qué hacer entonces?
¿Por qué a algunos niños no les gustan los deportes de equipo?
No es necesario que todos los niños se unan a algún equipo. Con una cantidad suficiente de otras actividades, los niños pueden estar en buena condición física sin hacerlo. Pero trate de averiguar por qué su hijo no está interesado. Quizás pueda ayudarlo a enfrentar preocupaciones más profundas u orientarlo hacia otra actividad.
Dígale a su hijo que le gustaría que juntos pudieran encontrar una solución. Esto puede consistir en continuar con el deporte de equipo, pero haciendo ciertos cambios, o bien en encontrar una nueva actividad.
A continuación, encontrará algunas razones por las cuales los niños pueden rechazar el deporte:
Todavía están desarrollando las habilidades básicas
Si bien existen muchos programas deportivos para los niños de edad preescolar, no es sino hasta los 6 ó 7 años que los niños tienen la capacidad física, pueden mantener la atención por períodos prolongados y poseen la habilidad de comprender las reglas necesarias para jugar un deporte de manera organizada.
Los niños que no han practicado demasiado un deporte específico podrían necesitar tiempo para poner en práctica de manera confiable habilidades como patear un balón de fútbol en movimiento o pegarle a una bola de baseball arrojada desde el montículo del lanzador. Probar y equivocarse, especialmente durante un juego, podrían frustrarlos o ponerlos nerviosos.
Qué puede hacer usted: Practique con su hijo en casa. Ya sea tirando pelotas de básquet al aro, jugando a atajar una pelota o corriendo juntos, le dará a su hijo la posibilidad de desarrollar sus habilidades y mejorar su estado físico en un ambiente donde se siente seguro. Su hijo puede probar de hacer cosas nuevas (y, posiblemente, fallar) sin sentirse cohibido por la presencia de otros niños. Y también compartirán un tiempo valioso.
El entrenador o la liga son demasiado competitivos
Un niño que hace deportes a regañadientes se sentirá muy nervioso cuando el entrenador dé indicaciones a los gritos o cuando la liga enfatice mucho que es necesario ganar.
Qué puede hacer usted: Averigüe sobre los programas deportivos antes de inscribir a su hijo en alguno. Hable con los entrenadores y con otros padres acerca de la filosofía del programa. Ciertas asociaciones deportivas, como la YMCA, tienen ligas que no son competitivas. En algunos programas ni siquiera llevan la cuenta de los tantos.
A medida que los niños crecen, pueden comprender los aspectos más competitivos del juego, como llevar la cuenta de los tantos o saber cuántas veces han perdido o ganado en la temporada. A algunos niños puede motivarlos el juego competitivo, pero la mayoría no están preparados para recibir una presión mayor hasta los 11 ó 12 años. Recuerde que aun en las ligas más competitivas, todos los participantes deben poder jugar en un ambiente positivo y donde se sientan apoyados.
Tienen miedo a salir a escena
Los niños que no son deportistas por naturaleza o son algo tímidos pueden sentirse incómodos por la presión de pertenecer a un equipo. Los niños más tímidos también pueden preocuparse por decepcionar a sus padres, entrenadores o miembros de su equipo. Esto es particularmente cierto cuando el niño todavía está desarrollando sus habilidades básicas y la liga es muy competitiva.
Qué puede hacer usted: Sea realista con respecto a sus expectativas; la mayoría de los niños no se convierten en atletas olímpicos que ganan medallas o reciben becas deportivas. Hágale saber a su hijo que el objetivo es estar en buenas condiciones físicas y divertirse. Si el entrenador o la liga no están de acuerdo con esto, probablemente sea recomendable buscar otra actividad.
Todavía está buscando su deporte
Algunos niños no han encontrado el deporte ideal para ellos. Quizás un niño que no posee la coordinación necesaria para jugar al béisbol tiene condiciones físicas y mentales para nadar, correr o hacer ciclismo. La idea de un deporte individual puede ser más atractiva para un niño al que le gusta hacer actividades solo.
Qué puede hacer usted: Sea abierto con respecto al interés del niño en otros deportes o actividades. Esto puede ser difícil si, por ejemplo, a usted siempre le gustó el baloncesto y quiere continuar esta tradición. Pero al explorar otras opciones, usted le permite a su hijo la posibilidad de invertir su tiempo en algo que él realmente disfruta.
Otras barreras
Cada niño madura físicamente a su propio ritmo; por lo tanto debe preverse que habrá una amplia gama de alturas, pesos y habilidades deportivas en un grupo de niños de la misma edad. Un niño mucho más grande o mucho más pequeño que el resto de los niños de su misma edad –o que no es tan coordinado ni tan fuerte– probablemente se sienta incómodo al tener que competir con ellos.
Es posible que los niños también tengan miedo de lastimarse o que se preocupen por no poder mantener el ritmo. A un niño que está excedido de peso no le entusiasmará integrarse a un deporte, mientras que uno con asma se sentirá más cómodo con aquellos deportes que requieran un gran consumo de energía durante lapsos cortos de tiempo, como el béisbol, el fútbol americano, la gimnasia artística, el golf o las carreras de velocidad de pocos metros.
Qué puede hacer usted: Piense honestamente cuáles son las fortalezas, las habilidades y el temperamento de su hijo, y encuentre una actividad adecuada. Algunos niños le tienen miedo a la pelota; por lo tanto, no les gusta el softball o el voleibol, pero es posible que disfruten de una actividad como correr. Si su hijo está excedido de peso, es posible que no tenga la resistencia necesaria para correr, pero disfrute de la natación. Un niño demasiado pequeño para estar en el equipo de básquet puede disfrutar la gimnasia artística o la lucha libre.
Recuerde que algunos niños prefieren los deportes individuales más que los de equipo. El objetivo es evitar que su hijo se frustre, no quiera seguir jugando y se aleje de los deportes y la actividad física.
Trate de abordar las preocupaciones de su hijo. Ser comprensivo y proporcionar un ambiente donde se sienta apoyado fomentará el éxito en cualquier actividad que su hijo elija.
La actividad física fuera de los deportes de equipo
Aun los niños que alguna vez dijeron que odiaban los deportes pueden aprender a que les gusten los deportes de equipo a medida que sus habilidades mejoran o si descubren el deporte o una liga ideal. Pero aunque los deportes de equipo nunca le entusiasmen demasiado a su hijo, hay muchas cosas que un niño puede hacer para cubrir los 60 minutos diarios de actividad física necesarios.
El juego no estructurado suele ser muy importante para los niños que no participan de un deporte de equipo. ¿Qué es un juego no estructurado? Es la actividad que los niños realizan cuando se los deja solos, como tirar pelotas al aro de básquet, andar en bicicleta, jugar con una pelota de plástico tipo whiffle, jugar a la mancha, saltar a la cuerda o bailar.
Los niños también podrían disfrutar los deportes individuales u otras actividades organizadas que pueden mejorar el estado físico, como:
- natación
- equitación
- clases de danzas
- patinaje sobre ruedas
- ciclismo
- animadora de encuentros deportivos (cheerleading)
- andar en patinetas
- caminatas o excursionismo
- golf
- tenis
- esgrima
- gimnasia artística
- artes marciales
- yoga y otras clases para mantener el estado físico
- frisbee
- correr
Apoye la decisión de su hijo
Aunque le resulte difícil, trate de encontrar una manera de mantener a su hijo activo con algo que sea de su agrado. Intente tener una actitud abierta. Quizá su hijo está interesado en una actividad que no está incluida en las propuestas de la escuela. Si su hija quiere probar hockey sobre hielo o el tipo de fútbol americano que consiste en quitarse una bandera (flag football), por ejemplo, ayúdela a encontrar una liga local o hable con alguna persona en la escuela sobre la posibilidad de crear un nuevo equipo.
Tendrá que ser paciente si su hijo tiene dificultades para seleccionar una actividad y continuarla. Por lo general, hacen falta varios intentos hasta que los niños encuentran una actividad adecuada. Pero cuando esto ocurra, usted se alegrará de haber invertido el tiempo y el esfuerzo. Para su hijo, representará un paso importante hacia el desarrollo de hábitos deportivos que perdurarán toda la vida.