¿Cómo puedo ayudar a mi hijo?
Una vez que aprenda a reconocer las emociones de su hijo, aquí tiene algunos
consejos para afrontarlas:
Reconozca las emociones de su hijo. Hable
con su hijo a menudo. Trate de escuchar todo cuanto su hijo le quiera contar antes
de expresar sus propias emociones. Este tipo de comunicación no tiene que ser
siempre de tipo verbal. Dibujar, escribir o poner música pueden ayudar a los
niños con diabetes a expresar sus emociones.
Fomente el cuidado activo de la salud en su hijo. Es importante
reforzar la idea de que, cuando un niño cuida bien de sí mismo y controla
bien su diabetes, puede evitar aspectos desagradables, como pinchazos adicionales
o tenerse que perder actividades divertidas con sus amigos. También es posible
que su hijo quiera hacerle preguntas a su médico estando a solas con él.
Favorezca la independencia. Puede ser difícil, sobre todo
al principio, pero es importante que no baje sus expectativas con respecto a su hijo
y que no lo proteja excesivamente. En lugar de ello, fomente la misma independencia
que esperaría en sus otros hijos. Con los ánimos y el apoyo de sus padres,
los niños con diabetes pueden asumir algunas de las responsabilidades implicadas
en el manejo de esta enfermedad, un cambio que suele tener efectos positivos y que
les ayuda a ganar confianza en sí mismos.
Ayúdele a encontrar sus puntos fuertes. ¿Es su hijo
un buen lector, un buen jugador de hockey, un futuro astrónomo, un amante del
arte? La diabetes no define la vida de nadie: solo se trata de una parte muy pequeña
de quién es su hijo.
Céntrese en la amistad. Divertirse con los amigos ayuda
a construir una sensación de seguridad, de confianza y de pertenencia. Anime
a su hijo a hablar sobre la diabetes con sus amigos. Esto puede ayudar a sus amigos
a sentirse más cómodos cuando se relacionen con él, como ocurría
antes de recibir el diagnóstico. En lugar de centrarse solo en lo que los hace
diferentes, los niños se pueden centrar en todas las cosas que tienen en común
con sus amigos.
Encuentre formas de afrontar el acoso escolar. A veces, los niños
se meten con los compañeros que tienen diabetes u otros problemas de salud.
Su hijo podría seguir las siguientes estrategias para afrontar el acoso (o
bullying):
- Actúa con valentía, aléjate o ignora al acosador.
Diga a su hijo que mire directamente al acosador a los ojos y que le diga algo como:
"Quiero que pares y que lo hagas ya". Aconseje a su hijo que, a continuación,
se aleje del acosador y que ignore cualquier otra intervención suya. Anime
a su hijo a "ir con la cabeza bien alta" (este tipo de mensaje corporal trasmite la
idea de que no se es vulnerable).
- Usa el sentido del humor o haz un piropo al acosador para descolocarlo.
De todos modos, indique a su hijo que no use el sentido del humor para burlarse del
acosador.
- Usa un sistema de apoyo basado en la amistad. Contar con un sistema de
apoyo puede ser de ayuda tanto para su hijo como para sus amigos para plantar cara
a los acosadores.
- Cuéntaselo a un adulto. Si su hijo está siendo objeto del
acoso escolar, insístale en que es muy importante que se lo explique a un adulto.
Sus profesores, la dirección del centro escolar, los padres y el personal del
comedor le pueden ayudar a frenar el acoso.
Corrija posibles confusiones. Explíquele a su hijo que
la gente no hace nada malo para merecer una diabetes; es algo que simplemente ocurre.
Así mismo, si su hijo tiene la sensación de que la diabetes le está
causando problemas a usted o a toda la familia, asegúrele que no tiene ningún
motivo para sentirse culpable de nada. Contrariamente, su hijo debería centrarse
en afrontar sus propias emociones, no las del resto de la familia.
Explique a los amigos, profesores y otras personas que conviven con su
hijo que tiene una diabetes. Pregúntele a su hijo si le gustaría
que los demás supieran que padece esta enfermedad. A veces, los niños
se sienten menos avergonzados cuando explican a sus amigos y compañeros de
clase que tienen una diabetes; así, no se tendrán que preocupar por
lo que pensarán sus compañeros cuando tengan que ir cada día
a la enfermería de la escuela. Los profesores y otras personas que cuidan de
su hijo también deben estar informados sobre la afección de su hijo
y sobre su manejo (por ejemplo, si su hijo tiene que tomarse breves descansos para
analizar su azúcar en sangre o si tiene que tomar tentempiés en determinados
momentos).
Póngase en contacto con otras personas que tengan que afrontar la
diabetes. Encontrar un grupo de apoyo para niños y familias afectadas
por la diabetes puede ayudar a los niños a sentirse menos diferentes. Estos
grupos también pueden ayudarle a sentirse más seguro a la hora de afrontar
la diabetes y facilitarle consejos sobre cómo controlarla bien. El equipo de
atención de la diabetes de su hijo puede ayudarle a ponerse en contacto con
grupos de apoyo de su localidad.
Pida ayuda cuando la necesite. Asegúrese de informar puntualmente
al equipo de atención
de la diabetes de su hijo sobre cualquier cuestión emocional; ellos tratan
con este tipo de cuestiones constantemente y pueden ayudar a su hijo a afrontarlas
y darle consejos a usted. Si su hijo presenta algún signo de depresión
(como tristeza o irritabilidad de larga duración, cansancio, cambios en el
apetito o en los hábitos de sueño), hable con su médico o con
un profesional de la salud mental.
Todo padre que tenga un hijo con diabetes debe afrontar las emociones que rodean
a esta enfermedad. Trate de tener presente que, en la mayoría de los casos,
las emociones negativas relacionadas con la diabetes pasan o cambian con el tiempo
conforme el niño se va adaptando a vivir con esta afección.
Fecha de revisión: febrero de 2018