¿Cómo se diagnostica la enterocolitis necrosante?
En bebés con síntomas de enterocolitis necrosante, se puede confirmar
el diagnóstico si una radiografía revela una distribución anormal
de los gases en el intestino. Los gases intestinales tienen un aspecto veteado o en
forma de burbuja en las paredes del intestino.
En los casos graves, se escapa aire del intestino y este se ve en las grandes venas
del hígado o de la cavidad abdominal. El médico puede insertar una aguja
en el vientre del bebé para extraer líquido a fin de saber si el intestino
está perforado.
¿Cómo se trata la enterocolitis necrosante?
Después del diagnóstico, el tratamiento se inicia de inmediato. Consiste
en:
- interrumpir temporalmente todas las tomas
- colocar un drenaje nasogástrico u orogástrico (inserción
de un tubo a través de la nariz o de la boca hasta el estómago para
extraer aire y líquido del estómago y del intestino)
- administrar líquidos por vía intravenosa (VI) para reponer líquidos
y nutrir al bebé
- administrar antibióticos para tratar o prevenir infecciones
- hacer exploraciones y radiografías abdominales con frecuencia
- consultar a un cirujano pediátrico para hablar sobre una posible operación,
si fuera necesaria
- en los casos graves, se debe operar al bebé de inmediato
Se observan las heces del bebé en busca de sangre y se comprueba con regularidad
el tamaño del vientre del bebé. Una perforación intestinal o
una infección en la cavidad abdominal harán que se le hinche el vientre.
Si el vientre de un bebé está tan hinchado que le cuesta respirar, se
le administrará oxígeno o se conectará a un respirador para ayudarle
a respirar. Así mismo, los análisis de sangre permitirán detectar
bacterias y saber si el bebé padece anemia (reducción de la cantidad
de glóbulos rojos).
Después de responder al tratamiento, el bebé se podrá volver
a alimentar de la forma habitual al cabo de una o dos semanas. Cuando se reanuden
las tomas, la leche materna será lo más recomendable. La leche materna
es beneficiosa para los bebés con enterocolitis necrosante porque es fácil
de digerir, favorece el crecimiento de bacterias saludables en el intestino y estimula
la inmunidad del bebé, lo que es de especial importancia en los bebés
prematuros, con sistemas inmunitarios
inmaduros.
Si la madre no puede dar el pecho o proporcionar suficiente cantidad leche, los
médicos pueden recomendar alimentar al bebé con leche materna humana
pasterizada procedente de un banco de leche, lo que se considera una alternativa segura.
También se puede utilizar una leche de fórmula especial.
Algunos bebés necesitarán someterse a una operación si su
estado empeora a pesar del tratamiento. El cirujano buscará un agujero en el
intestino y extraerá cualquier tejido intestinal muerto o que se esté
muriendo. En algunos casos, después de esta operación, las partes sanas
del intestino se pueden volver a unir cosiéndolas. Otras veces, sobre todo
si el bebé está muy enfermo o si se le ha quitado una parte muy grande
de intestino, se le practicará una ostomía. En este
procedimiento, los cirujanos sacan una parte del intestino por una abertura del abdomen
(estoma) para que las heces puedan salir del cuerpo de una forma segura. Es posible
que se haga una segunda operación para volver a explorar los intestinos. Si
se hace una ostomía, esta se cerrará al cabo de 6–8 semanas, una
vez que el intestino esté completamente curado y recuperado.
¿Qué puedo esperar?
La mayoría de los bebés que desarrollan una enterocolitis necrosante
se recuperan por completo y dejan de tener problemas para alimentarse. En algunos
casos, se forman cicatrices en el intestino o este se estrecha o se obstruye. De ser
así, es posible que haya que volver a operar.
La malabsorción (la incapacidad del intestino para absorber
nutrientes con normalidad) puede ser un problema duradero de la enterocolitis necrosante.
Es más frecuente en bebés a quienes se les ha extraído una parte
del intestino. Los bebés con malabsorción pueden necesitar que los alimenten
por vía intravenosa hasta que el intestino esté lo bastante recuperado
como para tolerar la alimentación normal.
Si su bebé tiene una enterocolitis necrosante, es normal que usted esté
preocupado. Y no poder alimentarlo puede ser frustrante: los bebés son tan
pequeños que, sencillamente, no parece correcto dejar de alimentarlos o privarlos
de esos maravillosos momentos de proximidad con sus padres. Pero eso podría
ser lo mejor para su hijo durante el tratamiento. Y recuerde que existen muchas posibilidades
de que su bebé vuelva a alimentarse con normalidad muy pronto.
Entretanto, pregunte a un miembro del equipo médico que lleva a su bebé
qué puede hacer para cuidarlo y para crear un vínculo afectivo con él.
Usted puede ayudar de muchas maneras. Los miembros del equipo médico que lleva
a su hijo están dispuestos a apoyar a los padres de hijos prematuros, así
como a los bebés prematuros en su camino hacia la recuperación.
Fecha de revisión: octubre de 2018