Maltrato
¿Qué es el maltrato?
A Elena se le había hinchado tanto el dedo que no podía quitarse el anillo. No
creía que estuviera fracturado porque todavía lo podía doblar. Ya había pasado una
semana desde que su padre la había empujado contra la pared, pero el dedo le seguía
doliendo mucho.
Elena odiaba el modo en que su padre la insultaba y la acusaba de todo tipo de
cosas que ella no había hecho, sobre todo cuando este había estado bebiendo. La sensación
era horrible y simplemente esperaba que su padre dejara de comportarse así.
El maltrato puede ser físico, sexual, psicológico, verbal o una combinación de
éstos. La falta de atención, que tiene lugar cuando los padres o tutores no atienden
las necesidades básicas de los menores que dependen de ellos, puede ser una forma
de maltrato.
El maltrato físico suele ser la forma de maltrato más fácil de
detectar. Incluye cualquier manera de golpear, sacudir, quemar, pellizcar, morder,
ahogar, empujar, azotar o cualquier otra acción que provoque lesiones en el cuerpo,
deje marcas o produzca dolor físico.
El abuso sexual comprende cualquier tipo de contacto sexual entre
un adulto y un menor de 18 años o entre dos menores entre los que existe una diferencia
de edad considerable, y se produce también cuando una persona somete a otra, sin importar
la edad. Cuando el abuso sexual ocurre en el seno de la familia, recibe el nombre
de “incesto”.
El maltrato psicológico es el más difícil de detectar porque no
deja marcas físicas. Este tipo de maltrato se produce cuando los gritos y el enoyo
van demasiado lejos o cuando un padre critica, amenaza, humilla o desprecia constantemente
a su hijo hasta que su autoestima y sus sentimientos de valor personal se ven negativamente
afectados. Al igual que el maltrato físico, el maltrato psicológico puede dañar y
dejar secuelas emocionales.
La desatención es difícil de identificar y definir. Se puede hablar
de ella cuando un niño o adolescente no tiene el alimento, la vivienda, la vestimenta,
la atención médica o la supervisión que necesita. Tiene lugar cuando un padre no proporciona
a su hijo suficiente apoyo emocional o le presta poca o ninguna atención de forma
deliberada y sistemática. No se refiere a los casos en los que un padre no le da a
su hijo algo que éste quiere, como una nueva computadora o un teléfono móvil, sino
que están en juego necesidades más básicas, como la comida, el refugio y el afecto.
La violencia familiar puede afectar a cualquiera y puede ocurrir en cualquier tipo
de familia. En algunos casos, los padres se maltratan entre sí, algo que puede ser
difícil para los niños que son testigos. Algunos padres maltratan a sus hijos y recurren
a la violencia verbal o física como una manera de imponer la disciplina.
Pero el maltrato no sólo se da dentro de la familia. El acoso u hostigamiento también
es una forma de maltrato. Acosar a otra persona a través de la intimidación, las amenazas
o la humillación puede equivaler a una golpiza. Es posible que las personas que acosan
a los demás hayan sido víctimas de maltrato. Éste también es el caso de las personas
que maltratan a su pareja. Pero el hecho de haber sido víctima de malos tratos no
es ninguna excusa para maltratar a nadie.
El maltrato también puede adoptar la forma de delito por prejuicios dirigidos a
personas sólo por su raza, religión, capacidades, sexo u orientación sexual.
Reconocer el maltrato
Por extraño que pueda parecer, a la gente a veces le resulta difícil reconocer
que está siendo víctima de malos tratos. Reconocer los malos tratos puede resultar
particularmente difícil para quienes llevan muchos años conviviendo con ellos. Éstas
personas aceptan la situación como algo natural y creen que no se puede hacer nada
al respecto. Es posible que las personas maltratadas crean, equivocadamente, que son
ellas quienes provocan el maltrato por no hacer lo que sus padres les dicen, por infringir
las reglas o por no estar a la altura de las expectativas de otra persona.
Una persona que se ha criado en una familia violenta o donde se infligen malos
tratos tal vez no sepa que los miembros de una familia pueden tratarse de otra forma.
Es posible que la persona que sólo conoce este tipo de relaciones crea, erróneamente,
que golpear, pegar, empujar o insultar son formas absolutamente normales de tratar
a los demás cuando uno está muy enojado.
Un niño que se acostumbra a presenciar episodios de malos tratos entre sus padres
puede acabar creyendo que se trata de una relación completamente normal. Pero el maltrato
no es una forma normal ni saludable de tratar a las personas.
Si no estás seguro de ser víctima de malos tratos o si sospechas que un amigo lo
es, siempre está bien que consultes a un adulto o a un amigo en quien confíes.
¿Por qué se produce el maltrato?
Si eres una de las miles de personas que viven una situación de malos tratos, es
posible que te sea de ayuda comprender por qué algunas personas maltratan a los demás
y darte cuenta de que la violencia no es culpa tuya. En ocasiones, los autores del
maltrato manipulan a sus víctimas: les dicen que hicieron algo malo o que “se
lo buscaron”. Pero esto no es cierto.
No hay una única razón por la que una persona maltrata a otra, pero sí algunos
factores que parecen incrementar las probabilidades de que una persona pierda el control,
grite, golpee o lastime.
A veces, el haberse criado en el seno de una familia donde ha habido malos tratos
puede hacer pensar a la persona que ésto constituye un buen método de imponer disciplina.
Otras personas recurren al maltrato porque no pueden controlar bien sus sentimientos.
Por ejemplo, una persona que no puede controlar su ira o las situaciones personales
de estrés (como la pérdida del trabajo o los problemas matrimoniales) puede atacar
a otros. El consumo de alcohol o de drogas puede hacer que resulte difícil para una
persona controlar sus actos.
Ciertos tipos de trastornos de la personalidad o enfermedades mentales también
pueden interferir con la capacidad de una persona para relacionarse con otras de manera
saludable o pueden provocar problemas de agresividad o autocontrol. Desde luego, no
todas las personas que padecen un trastorno de la personalidad o una enfermedad mental
se vuelven violentas.
Por fortuna, el autor del maltrato puede obtener ayuda y aprender cómo responsabilizarse
por sus actos y terminar con esa conducta perjudicial.
¿Cuáles son los efectos del maltrato?
Cuando una persona es víctima de maltrato, este puede repercutir en todos los aspectos
de su vida, particularmente en su autoestima. La medida en que el maltrato daña a
una persona depende de las circunstancias y, en algunos casos, del grado de violencia
al que ha sido sometida. A veces, algo que no parece tener mucha importancia puede
desatar una reacción desmesurada. Por ejemplo, ser tocado de manera inadecuada por
un integrante de la familia o recibir el pedido de mantener secretos pueden ser una
experiencia sumamente confusa y traumática.
En todas las familias hay discusiones. Los amigos, las parejas, los entrenadores
y los maestros pueden sentirse molestos, frustrados o tener un mal día. Todos atravesamos
momentos difíciles cuando alguien está estresado y enojado. Recurrir a castigos o
disciplina, como quitar privilegios a los hijos o prohibirles que salgan de su habitación
o que salgan con sus amigos, es común.
Los gritos y en enojo puede suceder en muchas relaciones entre padres y adolescentes
y entre amigos, aunque pelear con un amigo o con los propios padres suele hacernos
sentir mal. No obstante, si el castigo, la discusión o los gritos van demasiado lejos
o se prolongan durante mucho tiempo, pueden derivar en estrés y en otros problemas
graves.
Los adolescentes que son o fueron objeto de malos tratos suelen tener problemas
para conciliar el sueño, alimentarse y concentrarse. Su rendimiento académico puede
verse negativamente afectado porque están enojados o asustados, o porque sienten que
ya perdieron el interés.
Muchas personas que han sido víctimas de malos tratos desconfían de los demás.
Algunos sienten mucha ira contra sí mismos y contra los demás, y les cuesta mucho
hacer amigos. El maltrato es una causa importante de depresión en los jóvenes. Algunos
adolescentes sólo pueden sentirse mejor adoptando conductas autodestructivas como
cortarse o abusar de las drogas o el alcohol. Otros llegan al extremo de intentar
suicidarse.
Es normal que una persona que ha sido maltratada se sienta dolida, enojada y confundida
por lo que le ha ocurrido. Es posible que se sienta culpable o avergonzada, o incluso
responsable de lo sucedido. Pero el maltrato nunca es culpa de la víctima, por más
que el autor de los malos tratos intente culpar a los demás.
El autor del maltrato en ocasiones intenta silenciar a su víctima diciéndole cosas
como: “Esto será un secreto entre tú y yo”, “Si se lo cuentas a
alguien, te haré daño o le haré daño a tu mamá” o “Si se lo cuentas a
alguien, tendrás problemas. Nadie te creerá e irás a la cárcel por mentiroso”.
De esta forma, el agresor consigue que la víctima crea que no hay nada que pueda hacer
y evita que lo denuncie.
A las personas que son víctimas de maltrato puede resultarles difícil obtener ayuda,
porque para ello tienen que acusar a alguien a quien quieren, alguien que puede ser
maravilloso con ellos la mayor parte del tiempo y desagradable sólo en algunos momentos.
Es posible que teman las consecuencias de realizar una denuncia, ya sea por temor
al agresor o porque la familia depende económicamente de esa persona. Por motivos
como estos, el maltrato no se denuncia, y muchos niños y adolescentes no le cuentan
a nadie lo que está sucediendo.
¿Qué debería hacer una persona que es víctima de maltrato?
Las personas que son víctimas de maltrato necesitan ayuda. Mantener la situación
en secreto no las protege de futuros malos tratos, sino que hace más probable que
el maltrato continúe.
Si tú o alguien a quien conoces es víctima de maltrato, habla con alguien en quien
tú o tu amigo confíen: un familiar, un maestro de confianza, un médico o un consejero
escolar o religioso. Muchos maestros y consejeros tienen la formación necesaria para
ayudarte a detectar y denunciar los malos tratos.
En los directorios telefónicos y en internet encontrarás los números de teléfono
de atención a las víctimas de maltrato infantil y violencia familiar a los que puedes
llamar para pedir ayuda. También puedes llamar en Estados Unidos a Childhelp USA al
(800) 4-A-CHILD ([800] 422-4453).
En algunos casos, las personas que son víctimas de violencia familiar tienen que
buscar un lugar seguro para vivir temporalmente. Tener que irse de casa nunca es fácil,
pero a veces es necesario para evitar futuros malos tratos. Las personas que deben
abandonar su casa para estar a salvo pueden encontrar los datos de refugios locales
en el directorio telefónico o pueden comunicarse con las líneas de ayuda para casos
de maltrato. En algunos casos pueden quedarse en casa de un familiar o amigo.
Las víctimas de maltrato suelen sentirse asustadas, paralizadas o solas. Buscar
ayuda y apoyo es un primer paso importante para sentirse mejor.
Muchos adolescentes que han sido víctimas de maltrato se dan cuenta de que las
emociones dolorosas pueden persistir incluso después de que cesan los malos tratos.
Trabajar con un terapeuta es una de las maneras de superar los complejos sentimientos
y reacciones que conlleva el hecho de haber recibido malos tratos, y el proceso puede
ayudar a restablecer la seguridad, confianza y autoestima perdidas.
Fecha de revisión: septiembre de 2013
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