Todos hemos experimentado el amor. Queremos a nuestros padres, hermanos, amigos
y hasta a nuestras mascotas, y ellos nos quieren a nosotros. Pero el amor romántico
es otra cosa. Es un sentimiento intenso y nuevo que no se parece a ninguna de las
otras formas de amor.
¿Por qué nos enamoramos?
Amar y ser amado enriquece nuestras vidas. Cuando la gente se siente sentimentalmente
cerca de otra persona está más contenta e incluso más sana. El amor nos ayuda a sentirnos
importantes, entendidos y seguros.
Pero cada tipo de amor tiene sus rasgos distintivos. El tipo de amor que sentimos
por nuestros padres es distinto del que sentimos por nuestro hermano menor cuando
todavía es un bebé o por nuestro mejor amigo. Y el tipo de amor que sentimos en las
relaciones románticas tiene unas características muy particulares.
Nuestra capacidad de sentir amor romántico se desarrolla durante la adolescencia.
Los adolescentes de todo el mundo experimentan sentimientos de atracción apasionados.
Incluso en las culturas donde no está permitido expresar públicamente este tipo de
sentimientos, siguen estando ahí. Desarrollar sentimientos románticos y sentirse atraído
por otras personas forma parte del proceso natural de crecimiento. Estos nuevos sentimientos
pueden ser excitantes y emocionantes —o incluso crear cierta confusión al principio.
Los ingredientes mágicos del amor
El amor es una emoción humana tan fuerte que los expertos lo estudian constantemente.
Han descubierto que el amor tiene tres cualidades principales:
- Atracción: es la parte "química" del amor. Se refiere al interés
o deseo físico —o incluso sexual— que se experimenta por otra persona.
La atracción es la responsable de las ganas que tenemos de besar y abrazar al objeto
de nuestro afecto. La atracción también es lo que subyace a esa mezcla de turbación,
nerviosismo y excitación que experimentamos cuando esa persona está cerca.
- Intimidad: es el vínculo que desarrollamos cuando compartimos
con una persona pensamientos y sentimientos que no compartimos con nadie más. Cuando
experimentas esa sensación de intimidad con tu novio o novia, te sientes apoyado,
cuidado, considerado y aceptado tal y como eres. La confianza es un componente esencial
de la intimidad.
- Compromiso: es la promesa o decisión se seguir al lado de esa
persona a pesar de los altibajos que pueda haber en la relación.
Estas tres cualidades del amor se pueden combinar de formas diferentes en distintos
tipos de relaciones. Por ejemplo, la intimidad sin atracción define el tipo de amor
que sentimos por nuestros mejores amigos. Compartimos secretos y experiencias personales
con ellos, los apoyamos y sabemos que podemos contar con ellos. Pero no experimentamos
un interés romántico por ellos.
La atracción sin intimidad es más como un encaprichamiento o enamoramiento. Te
sientes atraído físicamente por alguien pero no conoces suficientemente a esa persona
como para tener la intimidad derivada del hecho de compartir sentimientos y experiencias
personales con alguien.
El amor romántico surge cuando se combinan la atracción y la intimidad. Muchas
relaciones se desarrollan a partir de una atracción inicial (un enamoramiento o "amor
a primera vista ") y luego evolucionan hacia la intimidad. También puede ocurrir que
la intimidad de una amistad evolucione hacia la atracción, cuando dos personas se
dan cuenta de que su relación no es solo de amigos y que han empezado a sentir un
interés romántico mutuo.
A una persona que se enamora por primera vez le puede costar bastante detectar
la diferencia entre los sentimientos intensos y nuevos de la atracción física y la
mayor intimidad que se asocia al hecho de estar enamorado.
¿Amor duradero o aventura amorosa?
El tercer ingrediente de una relación amorosa, el compromiso, consiste en querer
y decidir permanecer juntos como pareja en el futuro — a pesar de cualquier
cambio o desafío que pueda plantearnos la vida.
A veces, las parejas de adolescentes que se enamoran en secundaria desarrollan relaciones
duraderas en las que el compromiso es un elemento fundamental. De todos modos, muchas
relaciones no duran. Pero eso no obedece a que los adolescentes no sean capaces de
amar profundamente.
Típicamente, los adolescentes tienen relaciones más cortas porque la adolescencia
es una etapa en que se buscan instintivamente muchas experiencias diferentes y se
prueban muchas cosas diferentes. Se trata de descubrir quién es uno, qué valora y
qué quiere conseguir en la vida.
Otro motivo de que se tienda a tener relaciones más cortas durante la adolescencia
es porque las cosas que deseamos obtener en una relación romántica cambian a medida
que nos vamos haciendo mayores. En plena adolescencia —sobre todo en los chicos—,
las relaciones se basan principalmente en la atracción física. Pero, en torno a los
veinte años, se valoran más las cualidades internas de la persona. Las adolescentes
consideran la intimidad como el ingrediente más importante del amor— ¡aunque
tampoco tienen ningún inconveniente en echarse un novio que sea mono!
Durante la adolescencia, las relaciones sentimentales se establecen sobre todo
para pasárselo bien. Salir con alguien puede parecer una estupenda oportunidad de
ir a sitios y hacer cosas divertidas. Salir con alguien también puede ser una forma
de encajar en el grupo de amigos. Si todos tus amigos salen con alguien, es posible
que te sientas presionado a echarte novio o novia.
Para algunas personas, salir con alguien es una cuestión de estatus. Puede parecer
como otra versión de las camarillas: la presión por salir con la persona "adecuada"
en el grupo “adecuado” puede hacer del hecho de salir con alguien algo
mucho menos divertido de lo que debería ser —¡y que tiene muy poco que ver con
el amor!
Sin embargo, a finales de la adolescencia, las relaciones amorosas no se establecen
tanto para tener alguien con quien salir y pasárselo bien o para encajar en el grupo.
La intimidad, el hecho de compartir algo con otra persona y la confianza adquieren
más importancia tanto para los chicos como para las chicas. En torno a los veinte
años, la mayoría de chicas y chicos valoran el apoyo, la intimidad y la comunicación,
aparte de la pasión. Es entonces cuando empiezan a pensar en encontrar a alguien con
quien comprometerse a largo plazo —un amor duradero.
¿Qué es lo que define una buena relación?
Cuando la gente experimenta el enamoramiento, este suele empezar como atracción.
El deseo sexual puede formar parte de esa atracción. En esta etapa, los adolescentes
pueden soñar despiertos con salir con un nuevo novio o una nueva novia. Y pueden escribir
una y otra vez el nombre de esa persona especial o pensar en ella al escuchar determinada
canción.
Seguro que lo sienten como si fuera amor. Pero todavía no lo es. No ha habido tiempo
para que desarrollen la intimidad y la proximidad emocional necesarias para el amor.
Dado que la atracción y el deseo sexual son sentimientos nuevos y van dirigidos a
una persona con quien nos gustaría mantener una relación, no es de sorprender que
confundamos la atracción con el amor. ¡Es todo tan intenso, tan excitante y tan difícil
de entender!
La locura y la intensidad de la fase de la pasión y la atracción se atenúan al
cabo de un tiempo. Como cuando ponemos toda nuestra energía en ganar una carrera,
este tipo de pasión es estimulante pero demasiado extrema para mantenerla eternamente.
Si una relación está destinada a durar, entonces entra en juego la intimidad. La intensidad
pasional del principio se puede atenuar, pero es sustituida por un profundo vínculo
afectivo.
Algunas de las formas en que las personas desarrollan la intimidad son:
- Aprender a dar y recibir. Una relación sana implica un “toma
y da” entre ambos miembros de la pareja, en vez de consistir en cuánto puede
obtener una persona de otra o cuánto puede dar una persona a otra.
- Expresar sentimientos. Una relación afectuosa y de apoyo permite
expresar detalles personales —como preferencias y aversiones, sueños y preocupaciones,
momentos de orgullo, decepciones, miedos y puntos débiles.
- Escuchar y apoyar. Cuando dos personas se importan, se apoyan
mutuamente cuando se sienten vulnerables o tienen miedo. No se hacen de menos o se
insultan, incluso cuando discrepan.
Dar, recibir, abrirse y apoyarse son procesos bidireccionales: una persona expresa
un detalle personal y entonces la otra persona comparte algo suyo, lo que hace que
la primera persona se sienta lo bastante segura como para compartir un poco más de
sí misma. De este modo, la relación se va convirtiendo gradualmente en un lugar para
la comunicación, la confianza y el apoyo mutuo, donde cada miembro de la pareja sabe
que el otro estará allí en los malos momentos. Ambos se sienten aceptados y valorados
por lo que son.
La pasión y la atracción que la pareja experimentó al principio de la relación
no desaparecen. Sólo evolucionan o varían. En las relaciones sanas y duraderas, las
parejas a menudo se dan cuenta de que la pasión intensa viene y va en diferentes momentos
de la relación. Pero la intimidad siempre está ahí.
De todos modos, a veces las parejas pierden la intimidad. En los adultos, las relaciones
a veces se transforman en lo que los expertos denominan “amor vacío". Esto significa
que la intimidad y la atracción o pasión que se sintieron al principio desparecen,
pero la pareja sigue junta solo por compromiso. Esto no suele ocurrirles a los adolescentes,
pero hay otros motivos por los que una relación puede llegar a su fin.
¿Por qué acaban las relaciones?
El amor es delicado. Se tiene que cuidar y alimentar si se pretende que perdure
a lo largo del tiempo. Como ocurre con la amistad, las relaciones pueden acabar muriendo
si no se les dedica suficiente tiempo y atención. Este es uno de los motivos de que
no duren algunas parejas —es posible que uno de sus miembros esté tan ocupado
con los estudios, las actividades extraacadémicas y el trabajo que le quede poco tiempo
para la relación. O una relación puede concluir cuando ambos miembros cursan estudios
superiores en distintas universidades o siguen distintas trayectorias profesionales.
En algunas parejas de adolescentes, la relación puede concluir cuando las cosas
que eran importantes para ambos miembros de la pareja van cambiando a medida de que
ambos van madurando. O tal vez cada persona espere cosas diferentes de la relación.
A veces los dos miembros de la pareja se dan cuenta de que la relación ha llegado
a su fin, pero otras veces esto es algo que solo siente una persona.
Seguir adelante
El final de una relación amorosa puede ser doloroso para cualquiera. Pero, si se
trata de tu primer amor y la relación acaba antes de lo que tú habrías querido, la
sensación de pérdida puede parecerte insoportable. Al igual que la pasión del principio
de la relación, la novedad y la crudeza de la pérdida del amor pueden ser muy intensas
—y devastadoras. Por eso le llaman tener “el corazón roto”.
Cuando una relación amorosa llega a su fin, la gente necesita apoyo. Perder un
primer amor no es algo que estamos preparados emocionalmente para afrontar. Puede
ayudar mucho el apoyo de los amigos íntimos y de la familia. Lamentablemente, mucha
gente —a menudo los adultos— esperan que los jóvenes superen las rupturas
amorosas y se sobrepongan rápidamente. Pero, si te han partido el corazón, busca a
alguien con quien hablar que entienda de verdad lo mal que lo estás pasando.
Cuando uno está desolado tras la ruptura de una relación amorosa, resulta difícil
creer que algún día pueda llegar a encontrase mejor. Pero esos sentimientos van perdiendo
intensidad gradualmente. A la larga, uno se recupera y sigue adelante, iniciando nuevas
relaciones y teniendo nuevas experiencias.
Las relaciones —independientemente de que duren dos semanas, dos meses, dos
años o toda una vida— son oportunidades para experimentar el amor en multitud
de niveles diferentes. Aprendemos tanto a amar como a ser amados.
Las relaciones románticas nos ofrecen la oportunidad de descubrir nuestro propio
yo al compartir cosas con otra persona. Aprendemos lo que nos gusta de nosotros mismos,
lo que nos gustaría cambiar y las cualidades y valores que buscamos en una pareja.
Las relaciones amorosas nos enseñan a respetaros a nosotros mismos y a respetar
a los demás. El amor es una de las cosas más gratificantes que podemos experimentar
en la vida. Pero, si el amor todavía no te ha encontrado, no te impacientes —tienes
mucho tiempo. Y merece la pena esperar a la persona adecuada.