¿Alguna vez estuviste
de mal humor sin poder cambiarlo? ¿O tenías un montón de tarea,
pero te diste cuenta de que no estabas de humor para hacerla? A veces nos sentimos
a merced de nuestros estados de ánimo, pero éstos no son cosas que simplemente
nos pasan. Podemos influirlos y cambiarlos.
Ser capaz de elegir el estado de ánimo que más se adecua a una situación
es una de las habilidades de la inteligencia emocional. Elegir el estado de ánimo
correcto puede ayudarte a controlar cualquier situación en la que te encuentres.
Estado de ánimo + estado mental = éxito
Los estados de ánimo pueden influir sobre qué tan bien nos va en
ciertas situaciones, pero también puede hacerlo algo más: nuestro estado
mental. ¿Cuál es la diferencia entre un estado de ánimo
y un estado mental? Los estados de ánimo son las emociones que sentimos.
El estado mental son los pensamientos e ideas que acompañan ese estado
de ánimo.
Estado de ánimo y estado mental van de la mano porque nuestros pensamientos
pueden influir en nuestro estado de ánimo. Aquí va un ejemplo:
Imagínate que vas a competir en un encuentro de natación esta tarde.
¿Qué estado de ánimo y estado mental te ayudan a dar lo mejor
de ti?
- Estado de ánimo A: Inseguro. Piensas que tus competidores
pueden llegar a ser mucho mejor que tú y que tal vez no eres lo suficientemente
bueno para estar en el equipo.
- Estado de ánimo B: Irritado. Piensas que la natación
interfiere con tu vida social.
- Estado de ánimo C: Con seguridad y confianza en ti mismo.
Piensas que si das lo mejor de ti, es muy probable de que a tu equipo pueda irle bien.
Por supuesto, es muy probable que logres un mejor desempeño con el estado
de ánimo y estado mental en la opción C. ¿Pero qué pasa
si te sientes como A o B y te preocupa que estos estados de ánimo puedan afectar
tu desempeño? Afortunadamente, puedes elegir cambiar tu estado de ánimo.
Cómo elegir un estado de ánimo
Paso 1: Identifica tu estado de ánimo. Para cambiar de
humor, es necesario darte cuenta de lo que estás pensando y sintiendo. De esta
manera puedes decidir si necesitas cambiar tu estado de ánimo a uno que se
adecue más a tu situación, o si ya tenés en el mejor estado de
ánimo posible.
Para identificar un estado de ánimo, detente a pensar qué estás
sintiendo y por qué. Pon esos sentimientos en palabras, como, "guau, estoy
muy triste en este momento" o "me siento muy solo". Puedes decir esto para ti mismo
en silencio, en voz alta, o a otra persona.
Paso 2: Acepta lo que sientes. Después de que le des un
nombre a tu emoción, compréndete a ti mismo por sentirte de la manera
en que te sientes. Está perfectamente bien (¡y es natural!) que te sientas
aburrido en un sábado lluvioso o molesto por tener que estudiar cuando los
demás van a salir. Todas las emociones son aceptables y comprensibles. Pero
no tienes que aferrarte a sentirte de esa manera. Date cuenta de tu estado
de ánimo y luego elige modificarlo.
Paso 3: Identifica el estado de ánimo que mejor se adapta a la situación
en la que te encuentras. Si estás por competir en un encuentro de
natación, es mejor que tengas seguridad y confianza en ti mismo. Si necesitas
ponerte a estudiar, es mejor que te sientas interesado, alerta, y seguro de ti mismo
(y no es de ayuda que te sientas gruñón, irritado, y abatido). Tómate
un minuto para pensar qué emociones te ayudarán a lograr tu objetivo.