Todos los niños tienen fiebre de vez en cuando. La mayoría de los
episodios de fiebre no indican nada grave. La fiebre, en sí misma, no causa
ningún daño y hasta puede ser buena; suele ser la forma que tiene el
cuerpo de combatir las infecciones.
Pero, cuando su hijo se despierta a media noche sonrojado, caliente y sudoroso,
es fácil no estar seguro de cómo actuar. ¿Debería ponerle
el termómetro? ¿Llamar al médico?
Aquí encontrará más información sobre la fiebre, incluyendo
cuándo debería llamar al médico.
¿Qué es la fiebre?
La fiebre ocurre cuando el “termostato” interno del cuerpo aumenta
la temperatura corporal por encima de su nivel normal. Este termostato se encuentra
en una parte del cerebro llamada hipotálamo. El hipotálamo sabe a qué
temperatura debe estar el cuerpo (habitualmente alrededor de los 98,6 ºF o 37 ºC) y envía mensajes al cuerpo para mantenerla a ese
nivel.
La temperatura corporal de la mayoría de la gente incluso varía un
poco a lo largo del día: suele ser un poco más baja por la mañana
y un poco más alta por la tarde, y puede variar cuando los niños van
de aquí para allá, juegan o hacen ejercicio.
De todos modos, a veces, el hipotálamo “reajusta” el cuerpo
a una temperatura más alta en respuesta a una infección, enfermedad
o alguna otra causa. ¿Por qué? Los investigadores creen que aumentar
el calor corporal es una forma que tiene el cuerpo de luchar contra los gérmenes
que causan las infecciones, al convertirlo en un lugar menos cómodo donde estar.
¿Cuáles son las causas de la fiebre?
Es importante recordar que la fiebre, en sí misma, no es una enfermedad;
suele ser un síntoma de otro problema.
La fiebre puede estar causada por varias cosas, como las siguientes:
Una infección: la mayoría de las fiebres están
causadas por una infección u otra enfermedad. La fiebre ayuda al cuerpo a combatir
las infecciones porque estimula sus mecanismos naturales de defensa.
Exceso de ropa: Los lactantes, sobre todo los recién nacidos,
pueden tener fiebre si están demasiado abrigados o si se encuentran en un ambiente
caluroso, porque no son capaces de regular su temperatura corporal tan bien como lo
hacen los niños mayores. Pero, puesto que la fiebre en un recién nacido
puede indicar una infección grave, hasta los lactantes que vayan demasiado
abrigados deben ser evaluados por un médico si tienen fiebre.
Vacunas: los bebés y los niños a veces presentan
fiebre baja o febrícula después de haber sido vacunados.
Aunque la dentición
puede provocar un leve aumento de la temperatura corporal, lo más probable
es que no sea la causa de que la temperatura de un niño supere los 100 ºF
(o 37,8 ºC).
¿Cuándo puede ser la fiebre un signo de algo grave?
En los niños sanos, no se deben tratar todos los episodios de fiebre. De
todos modos, la fiebre alta puede hacer que su hijo se encuentre molesto e incómodo
y crear problemas (como la deshidratación).
Los médicos deciden si tratar o no tratar la fiebre basándose en
la temperatura y en el estado general del niño.
Los niños con una temperatura inferior a 102 ºF (38,9 ºC) no suelen
necesitar medicación, a menos que tengan malestar asociado a la fiebre. Solo
hay una importante excepción: si un bebé de 3 meses de edad
o menos tiene una temperatura rectal de 100,4ºF (38ºC) o superior, llame
al médico o acuda a un servicio de urgencias de inmediato. Hasta una
fiebre leve puede ser un síntoma de una infección potencialmente grave
en bebés tan pequeños.
Si su hijo de entre 3 meses y 3 años de edad tiene una fiebre de 102,2 ºF
(39ºC) o superior, llame para saber si el médico necesita verlo. Con niños
mayores, tenga en cuenta el comportamiento y nivel de actividad física del
niño. El hecho de observar el comportamiento de su hijo le permitirá
hacerse una buena idea de si la causa de su fiebre es una enfermedad de poca importancia
o si necesita que lo vea un médico.
Lo más probable es que la enfermedad de su hijo no sea grave si:
- sigue interesado en el juego
- come y bebe bien
- está alerta y le sonríe
- tiene la piel de color normal
- tiene buen aspecto cuando le baja la temperatura.
Y no se preocupe demasiado si un niño con fiebre no quiere comer. Es algo
muy habitual en las infecciones que causan fiebre. Si el niño sigue bebiendo
y orinando con normalidad, el hecho de que coma menos que de costumbre cuando tenga
fiebre no debe ser motivo de preocupación.
¿Cómo sé si mi hijo tiene fiebre?
Darle un beso en la frente o tocar levemente la piel de su hijo suele bastar para
darle una pista de que tiene fiebre. Sin embargo, este método para tomar
la temperatura (llamado de “temperatura táctil”) no le dará
una medición precisa de la temperatura del niño.

Utilice un termómetro digital fiable para confirmar si
tiene fiebre. Un niño tiene fiebre cuando su temperatura iguala o supera cualquiera
de las siguientes medidas:
- medida oralmente (en la boca): 100 ºF (37,8 ºC)
- medida rectalmente (en el recto): 100,4 ºF (38 ºC)
- medida en la axila (bajo el brazo): 99 ºF (37,2 ºC)
Pero lo alta que tenga su hijo la fiebre no es un buen indicador de lo enfermo
que esté. Un simple catarro u otra infección vírica a veces pueden
causar fiebres bastante altas (de entre 102 º y 104 ºF, o entre 38,9 º
y 40 ºC), que no tienen que indicar que se trate de un problema grave. De hecho,
las infecciones graves, sobre todo en los lactantes, pueden no causar fiebre o incluso
una temperatura corporal más baja de lo normal (por debajo de los 97 ºF
o 36, 1 ºC).
Puesto que la fiebre puede subir y bajar, el niño puede tener escalofríos
cuando su temperatura corporal le empiece a subir. Y puede sudar para liberar el exceso
de calor cuando le empiece a bajar la fiebre.
A veces, los niños con fiebre pueden respirar más deprisa que de
costumbre y pueden tener el ritmo cardíaco más acelerado. Llame al médico
si su hijo tiene dificultades para respirar, respira mucho más rápido
de lo normal, o sigue respirando deprisa después de que le haya bajado la fiebre.
¿Cómo puedo ayudar a mi hijo a encontrase mejor?
No todos los episodios de fiebre requieren tratamiento. En la mayoría de
los casos, la fiebre solo se debe tratar si causa malestar en un niño.
Estas son algunas de las formas de aliviar los síntomas que suelen acompañar
a la fiebre:
Medicamentos.
Si su hijo está inquieto, irritable o tiene malestar, puede darle paracetamol
o ibuprofeno, siguiendo
las instrucciones del envase para su edad y peso. (A menos que se lo indique el médico,
nunca le dé aspirina a un niño porque se asocia al síndrome de
Reye, una enfermedad poco frecuente pero potencialmente mortal). Si no sabe cuál
es la dosis recomendada o si su hijo es menor de 2 años, llame a su médico
para saber qué cantidad le debe dar.
Los lactantes de menos de 2 meses de edad no deben tomar ningún medicamento
para bajarles la fiebre sin que el médico los evalúe y le dé
a usted el visto bueno. Si su hijo padece cualquier problema médico, consulte
antes con su médico para saber qué medicamento es mejor usar para bajarle
la fiebre. Recuerde que los medicamentos contra la fiebre solo permiten bajar la temperatura
corporal del niño de forma temporal, pero no permiten que la temperatura vuelva
a la normalidad ni tratan la causa subyacente de la fiebre.
Medidas domésticas para que su hijo se encuentre mejor
Vista a su hijo con ropa ligera y cúbralo con una sábana o manta
que apenas abrigue. El exceso de ropa (sea de la que se lleva puesta el niño
o de ropa de cama) puede impedir la eliminación del calor corporal, provocando
un aumento de la temperatura corporal.
Asegúrese de que la temperatura de la habitación de su hijo sea agradable:
ni demasiado caliente ni demasiados fría.
Aunque algunos padres dan a sus hijos baños de esponja con agua tibia para
bajarles la fiebre, este método solo ayuda de forma temporal, en el caso de
que ayude. De hecho, estos baños pueden hacer que los niños se sientan
incómodos o molestos. Nunca utilice alcohol para uso externo (puede producir
una intoxicación si se absorbe a través de la piel), bolsas de hielo
ni agua fría (pueden causar escalofríos, que pueden aumentar la temperatura
corporal).
Comida y bebida
Dé a su hijo abundante líquido para evitar la deshidratación,
porque la fiebre hace que los niños pierdan líquidos más deprisa
que de costumbre. El agua, la sopa, los polos y la gelatina de sabores son buenas
opciones. Evite las bebidas con cafeína, como los refrescos de cola y el té,
porque pueden empeorar la deshidratación al aumentar la producción de
orina.
Si su hijo también tiene vómitos y/o diarrea, pregunte a su médico
sobre si debería darle una solución electrolítica (de rehidratación)
especial para niños. Puede encontrar este tipo de soluciones en farmacias y
supermercados. No le dé bebidas deportivas: aparte de que no están pensadas
para niños pequeños, sus azúcares añadidos pueden empeorar
la diarrea. Limite también el consumo de fruta y de jugos.
Como norma general, deje que su hijo coma cuanto quiera (en cantidades razonables),
pero no lo fuerce si no tiene hambre.
Tomárselo con calma
Asegúrese de que su hijo descanse mucho. No es necesario que se pase todo
el día en la cama, pero un niño enfermo debe tomarse las cosas con calma.
Es mejor que un niño con fiebre no vaya a la escuela o a la guardería.
La mayoría de los médicos consideran que los niños pueden volver
a estos centros cuando llevan 24 horas con una temperatura normal.
¿Cuándo debería llamar al médico?
La temperatura exacta que debe tener un niño para que sus padres llamen
al médico es algo que depende de la edad del niño, la enfermedad que
padezca y de que presente otros síntomas, aparte de la fiebre.
Llame al médico si:
- tiene un bebé menor de 3 meses con una temperatura rectal de 100,4 ºF
(38 ºC) o superior
- tiene un niño mayor con una temperatura superior a 102,2 ºF (39 ºC).
Llame también si un niño mayor tiene una temperatura inferior a 102,2
ºF (39 ºC) pero:
- rechaza los líquidos o parece estar demasiado enfermo para beber
- tiene diarrea persistente o vómitos repetidos
- presenta signos de deshidratación (orina menos que de costumbre, no tiene
lágrimas al llorar, está menos alerta y menos activo de lo habitual)
- se queja de un dolor específico (como dolor de garganta o de oído)
- lleva más de 24 horas con fiebre (si se trata de un niño menor de
2 años de edad) o más de 72 horas con fiebre (si supera los 2 años)
- tiene fiebres recurrentes, aunque sólo duren pocas horas todas las noches
- tiene un problema médico crónico, como una enfermedad cardíaca,
cáncer, lupus
o enfermedad
de las células falciformes
- presenta una erupción
- tiene dolor al orinar
Acuda a un servicio
de urgencias si su hijo presenta cualquiera de los siguientes síntomas:
- llanto inconsolable
- inquietud o irritabilidad extremas
- aletargamiento o problemas para despertarse
- un sarpullido o manchas moradas similares a los moretones en la piel (que el niño
no presentaba antes de enfermar)
- labios, lengua o uñas azuladas
- las fontanelas de la cabeza de un lactante parecen sobresalir hacia afuera o están
hundidas
- rigidez de cuello
- fuerte dolor de cabeza
- flacidez o negativa a moverse
- problemas para respirar que no mejoran al destaparle la nariz
- inclinación hacia delante y babeo
- convulsiones
- dolor abdominal (estómago o vientre).
Así mismo, llame también al médico si él le ha dado
directrices específicas sobe cuándo debe llamar en caso de fiebre.
¿Qué más debería saber?
Todos los niños tienen fiebre de tanto en tanto y, en la mayoría
de los casos, vuelven completamente a la normalidad al cabo de pocos días.
Para los bebés mayores y los niños, la forma en que se comportan puede
ser más importante que la cifra del termómetro. Todo el mundo está
un poco más irritable o cascarrabias cuando tiene fiebre. Es normal y algo
esperable.
Pero, si alguna vez tiene dudas sobre qué debe hacer o sobre qué
puede significar un episodio de fiebre, o si su hijo enferma y se comporta de una
forma preocupante incluso aunque no tenga fiebre, llame al médico para que
le aconseje.
Fecha de revisión: septiembre de 2018