¿Qué es la reproducción?
La reproducción es el proceso por el cual los organismos generan más
organismos de su tipo. Pero, si bien el aparato reproductor es esencial para mantener
viva a una especie, a diferencia de otros sistemas del cuerpo, no es esencial para
mantener vivo a un individuo.
En el proceso de reproducción humana, participan dos tipos de células
sexuales, o gametos. El gameto masculino, o espermatozoide, y el
gameto femenino, u óvulo, se unen en el sistema reproductor femenino. Cuando
un espermatozoide fertiliza (se une) a un óvulo, este óvulo fertilizado
recibe el nombre de cigoto. El cigoto atraviesa un proceso en el
que se convierte en embrión y se desarrolla hasta ser un feto.
Para la reproducción, se necesita tanto del aparato
reproductor masculino como del aparato reproductor femenino.
Los seres humanos, al igual que otros organismos, pasan algunas de sus características
a la siguiente generación. Lo hacemos a través de nuestros genes,
los transmisores especiales de rasgos humanos. Los genes que los padres transmiten
son los que hacen que esos niños se parezcan a otras personas de la familia,
pero también que cada niño sea único. Estos genes provienen del
espermatozoide masculino y del óvulo femenino.
¿Qué es el sistema reproductor femenino?
La parte externa de los órganos reproductores femeninos se denomina vulva,
que significa "cubierta". La vulva, que está ubicada entre las piernas, cubre
la abertura que conduce a la vagina y a otros órganos reproductores ubicados
dentro del cuerpo.
La zona carnosa ubicada justo por encima de la parte superior de la abertura vaginal
recibe el nombre de "monte de Venus". La abertura vaginal está rodeada por
dos pares de pliegues de piel llamados labios. El clítoris,
un pequeño órgano sensorial, está ubicado hacia la parte delantera
de la vulva, donde se unen los pliegues de los labios. Entre los labios, hay aberturas
hacia la uretra (el canal que transporta la orina desde la vejiga
hacia la parte externa del cuerpo) y la vagina. Cuando una niña alcanza la
madurez sexual, los labios externos y el monte de Venus se cubren con vello púbico.
Los órganos reproductores internos de la mujer son la vagina, el útero,
las trompas de Falopio y los ovarios.
La vagina es un tubo muscular hueco que se extiende desde la abertura
vaginal hasta el útero. Como posee paredes musculares, la vagina se puede expandir
y contraer. Esta capacidad de ensancharse o estrecharse permite que la vagina pueda
albergar algo tan delgado como un tampón o tan ancho como un bebé. Las
paredes musculares de la vagina están recubiertas por membranas mucosas, que
la mantienen húmeda y protegida.
La vagina cumple tres funciones:
- Es el lugar donde se inserta el pene durante las relaciones sexuales.
- Es el camino (canal de parto) a través del cual un bebé abandona
el cuerpo de la mujer durante el alumbramiento.
- Es la vía a través de la cual se elimina la sangre menstrual durante
los períodos.
La abertura de la vagina está parcialmente cubierta por un trozo delgado
de tejido similar a la piel, que recibe el nombre de himen. El himen
suele ser diferente de una mujer a otra. En la mayoría de las mujeres, el himen
se estira o rasga después de la primera experiencia sexual y es posible que
sangre un poco (esto suele provocar algo de dolor o puede resultar indoloro). No obstante,
en algunas mujeres que han tenido relaciones sexuales, el himen no sufre grandes modificaciones.
Y en algunas mujeres, el himen ya está estirado incluso antes de que comiencen
a tener relaciones sexuales.
La vagina se conecta al útero en el cuello del
útero. El cuello del útero tiene paredes fuertes y gruesas.
La abertura del cuello del útero es muy pequeña (no es más ancha
que una pajilla), razón por la cual un tampón no puede quedar nunca
perdido dentro del cuerpo de una mujer. Durante el parto, el cuello del útero
se puede expandir para permitir el paso del bebé.
El útero tiene forma de pera invertida, con un recubrimiento grueso y paredes
musculares; de hecho, el útero posee algunos de los músculos más
fuertes del cuerpo de la mujer. Estos músculos son capaces de expandirse y
contraerse para albergar al feto en crecimiento y después ayudan a empujar
al bebé hacia afuera durante el parto. Cuando una mujer no está embarazada,
el útero mide tan solo unas 3 pulgadas (7,5 centímetros) de largo y
2 pulgadas (5 centímetros) de ancho.
En las esquinas superiores del útero, las trompas de Falopio
conectan el útero con los ovarios. Los ovarios son dos órganos
con forma de óvalo ubicados en la parte superior derecha e izquierda del útero.
Producen, almacenan y liberan óvulos en las trompas de Falopio en un proceso
que se denomina "ovulación".
Existen dos trompas de Falopio, cada una de ellas unida a un lado del útero.
Dentro de cada tubo hay un pequeñísimo canal, del ancho de una aguja
de coser. En el extremo opuesto de cada trompa de Falopio, hay una zona de bordes
irregulares que tiene el aspecto de un embudo. Esta zona de bordes irregulares envuelve
al ovario, pero no se conecta totalmente con él. Cuando un óvulo sale
de un ovario, entra en la trompa de Falopio. Una vez que el óvulo se encuentra
en la trompa de Falopio, los diminutos pelos del revestimiento del tubo lo empujan
hacia el útero a través del estrecho pasaje.
Los ovarios también forman parte del sistema
endocrino, porque producen las hormonas sexuales femeninas, como el estrógeno
y la progesterona.
¿Cómo funciona el aparato reproductor femenino?
El aparato reproductor femenino permite que una mujer:
- produzca óvulos
- tenga relaciones sexuales
- proteja y nutra al óvulo fertilizado hasta que se desarrolle completamente
- dé a luz
La reproducción sexual no sería posible sin los órganos sexuales
denominados gónadas. La mayoría de las personas creen
que las gónadas son los testículos. Pero los dos sexos poseen gónadas:
en la mujer, las gónadas son los ovarios, que producen los gametos femeninos
(óvulos). Las gónadas masculinas producen gametos masculinos (espermatozoides).
Cuando una mujer nace, sus ovarios contienen cientos de miles de óvulos,
que permanecen inactivos hasta que comienza la pubertad. En la pubertad, la glándula
pituitaria (ubicada en la parte central del cerebro),
comienza a generar hormonas que estimulan a los ovarios para producir hormonas sexuales
femeninas, incluido el estrógeno. La secreción de estas hormonas hace
que una niña se desarrolle y se transforme en una mujer sexualmente madura.
Hacia el final de la pubertad, las niñas comienzan a liberar óvulos
como parte de un período mensual denominado "ciclo menstrual". Aproximadamente
una vez al mes, durante la ovulación, un ovario envía un diminuto óvulo
hacia una de las trompas de Falopio.
A menos que el óvulo sea fertilizado por un espermatozoide mientras se encuentra
en la trompa de Falopio, se secará y abandonará el cuerpo aproximadamente
dos semanas más tarde a través del útero. Esto es lo que se denomina
"menstruación". La sangre y los tejidos del recubrimiento interno del útero
se combinan para conformar el flujo menstrual, que en la mayoría de las muchachas
dura de 3 a 5 días. El primer período de una muchacha recibe el nombre
de menarca.
Normalmente, las mujeres y muchachas sienten algunas molestias en los días
previos a sus períodos. El síndrome
premenstrual incluye tanto síntomas físicos como emocionales que
muchas mujeres experimentan antes del período. Entre estos síntomas
se encuentran los siguientes:
El síndrome premenstrual suele empeorar durante los 7 días anteriores
al inicio del período y desaparece una vez que este comienza.
Muchas muchachas también tienen dolores abdominales durante los primeros
días del período debido a las prostaglandinas, que son sustancias químicas
del cuerpo que provocan la contracción de los músculos lisos del útero.
Estas contracciones involuntarias pueden ser débiles o agudas e intensas.
Después de la menarca, el cuerpo de una muchacha puede tardar dos años
en desarrollar ciclos menstruales regulares. Durante ese tiempo, su cuerpo se está
ajustando a las hormonas que aparecen en la pubertad. En promedio, el ciclo menstrual
de una mujer adulta es de 28 días, pero puede variar de 23 a 35 días.
¿Qué ocurre si se fecunda un óvulo?
Si un hombre y una mujer tienen relaciones sexuales dentro de los días cercanos
a la ovulación de la mujer, es probable que haya una fertilización.
Cuando el hombre eyacula (despide semen por el pene), una pequeña cantidad
de semen queda depositado en la vagina. En esta pequeña cantidad de semen,
hay millones de espermatozoides que "nadan" hacia arriba desde la vagina, a través
del cuello uterino y el útero, para unirse al óvulo en la trompa de
Falopio. Solo hace falta un espermatozoide para fertilizar un óvulo.
Entre 5 y 6 días después de que el espermatozoide fertiliza al óvulo,
el óvulo fertilizado (cigoto) ya es un blastocisto multicelular. Un blastocisto
tiene el tamaño aproximado de una cabeza de alfiler y es una bola hueca de
células con líquido en el interior. El blastocisto se entierra en el
revestimiento del útero, denominado endometrio. Una hormona,
el estrógeno, hace que el endometrio se ensanche y llene de sangre. La progesterona,
otra hormona liberada por los ovarios, mantiene el endometrio ensanchado con sangre
para que el blastocisto pueda insertarse en la pared del útero y absorber los
nutrientes que hay en ella. Este proceso recibe el nombre de implantación.
A medida que las células del blastocisto reciben nutrientes, comienza otra
etapa de desarrollo. En la etapa embrionaria, las células internas conforman
un círculo aplanado denominado "disco embrionario", que se desarrollará
y llegará a ser un bebé. Las células externas se transforman
en membranas delgadas que se forman alrededor del bebé. Las células
se multiplican miles de veces y se mueven a nuevas posiciones hasta transformarse,
finalmente, en el embrión.
Después de aproximadamente 8 semanas, el embrión tiene un tamaño
similar al de una frambuesa, pero ya están formadas prácticamente todas
sus partes (el cerebro y los nervios, el corazón y la sangre, el estómago
y los intestinos, los músculos y la piel).
Durante la etapa fetal, que dura desde la novena semana posterior a la fertilización
hasta el momento del nacimiento, el desarrollo continúa con la multiplicación,
el movimiento y el cambio de las células. El feto flota en
el líquido amniótico que se encuentra dentro del saco amniótico.
Recibe oxígeno y nutrientes de la sangre de la madre a través de la
placenta. Esta estructura, similar a un disco, se pega al revestimiento
interno del útero y se conecta con el feto a través del cordón
umbilical. La membrana y el líquido amniótico protegen al feto
de los golpes y sacudidas que pueda sufrir el cuerpo de la madre.
El embarazo dura un promedio de 280 días; aproximadamente 9
meses. Cuando el bebé está listo para nacer, su cabeza presiona
el cuello del útero y este comienza a relajarse y ensancharse para prepararse
para el paso del bebé hacia la vagina y a través de ella. En el cuello
del útero, la mucosidad habrá formado un tapón que comienza a
aflojarse. Cuando la madre rompe bolsa, el tapón y el líquido amniótico
salen a través de la vagina.
Cuando comienzan las contracciones del trabajo de parto, las paredes del útero
se contraen por la estimulación de una hormona pituitaria, la oxitocina.
Las contracciones hacen que el cuello del útero se ensanche y comience a abrirse.
Después de varias horas de ensanchamiento, el cuello del útero se dilata
(se abre) lo suficiente como para que el bebé salga. El bebé es empujado
hacia afuera del útero, a través del cuello del útero y a lo
largo del canal de parto. Por lo general, primero sale la cabeza del bebé.
El cordón umbilical sale junto con el bebé. Una vez que el bebé
nace, se sujeta el cordón con una pinza y se lo corta a la altura el ombligo.
La última etapa del proceso de parto, que se denomina "posparto", es la
expulsión de la placenta. Después de que se separa del revestimiento
interno del útero, las contracciones de este la empujan hacia afuera, junto
con las membranas y los líquidos.
Fecha de revisión: junio de 2019