Todos nos sentimos estresados de vez en cuando; incluso los niños. Cuando te sientas estresado, hay cosas que te pueden ayudar. Aquí encontrarás algunas de ellas.
Habla sobre un problema.
Si estás estresado por un problema personal o si hay algo que te preocupa, habla sobre eso con uno de tus padres o con otro adulto en quien confíes. Si lo deseas, también puedes hablar sobre tu problema con un amigo. Si no le cuentas a nadie sobre tu problema podrías terminar más estresado. Compartir lo que uno piensa puede aliviar mucho el estrés. Y hablar puede ayudarte a descubrir qué hacer para comenzar a resolver el problema.
Asume una actitud positiva.
Muchas personas se sienten estresadas antes de un examen, una competencia o un momento de mucha importancia. Tal vez sientas que el corazón te late con rapidez, que te tiemblan las manos o que tienes "mariposas" en el estómago. No dejes que estos sentimientos te impidan lucirte. Permite que te ayuden a prepararte.
Prueba lo siguiente: frota tus manos, sacude los brazos, zapatea un par de veces o camina un poco. De esta forma podrás consumir parte de la energía del estrés y aliviar las mariposas y otras sensaciones del cuerpo. No es necesario deshacerse de todo el estrés. Puedes seguir adelante de todos modos. La sensación de estrés desaparecerá por sí sola una vez que enfrentes tu gran momento.
A medida que te prepares, recuérdate a ti mismo que tienes todo lo que se necesita para enfrentar el reto. Ten confianza y coraje. Repítete a ti mismo: "Puedo hacerlo". Después respira, avanza y da lo mejor de ti. Cada vez que intentes algo, tienes la probabilidad de volverte mejor en eso.
Respira.
Cuando te sientas estresado, respira profunda y lentamente varias veces. Esto puede calmar a tu cuerpo, aclarar tu mente y ayudarte a reunir la fuerza interna que necesitas. Es recomendable que hagas esto antes de un examen o cuando estés estresado porque tienes una gran cantidad de deberes. También puede ayudarte cuando el estrés se deba a que algo no salió como lo esperabas.
La respiración lenta y profunda puede aliviar mucho el estrés. Pero te servirá más si antes has practicado ese modo de respirar.
Puedes practicar de esta forma: inhala por la nariz. Mientras inhalas, deja que tu abdomen (el vientre) se hinche como un globo y se llene de aire. Exhala el aire por la nariz. Cuando exhales, deja que el abdomen se aplane.
Expresa tus sentimientos con palabras.
Supongamos que estás estresado porque algo no salió como tú esperabas. Es posible que tengas muchos sentimientos intensos. Quizás te sientas enojado, triste, decepcionado o furioso. Está bien sentir lo que sientes. Lo que no está bien es hacer o decir cosas hirientes para demostrar tus sentimientos. Si expresas tus sentimientos con palabras, sin levantar la voz, podrás elegir maneras más sabias de actuar.
Intenta lo siguiente: descubre cómo te sientes. Después, busca las palabras que describan lo que sientes y por qué. Por ejemplo, "Estoy tan triste porque perdimos el partido. Eso implica que nos iremos a la final. Tenía tantas ganas de ganar". Puedes decírselo a otra persona o simplemente a ti mismo. No puedes cambiar lo que ocurrió. Pero puedes decir cómo te sientes y por qué. Y esto ayuda a aliviar parte del estrés y los sentimientos fuertes.
Háblate a ti mismo con suavidad.
Cuando te sientes estresado, podrías ser muy duro contigo mismo. Podrías llegar a decirte cosas como: "Habríamos ganado si hubiese jugado mejor. Perdimos por mi culpa. Tengo que renunciar al equipo". Pero hablarte a ti mismo de ese modo no te ayudará a enfrentar la situación. Solo te hará sentir peor. Además, no es agradable, ni justo ni cierto. Intenta no culparte a ti o a otras personas por lo que ocurrió.
Prueba lo siguiente: piensa en los que le dirías a un buen amigo que está estresado por el mismo problema. Tal vez le dirías: "Sé que te sientes mal. Es difícil perder”. O quizás le dirías: "Diste lo mejor de ti; todos lo hicimos". O simplemente te sentarías en silencio con tu amigo durante unos minutos.
Luego, podrías sugerir qué hacer a continuación: "Vamos a buscar nuestro equipo y vayamos a casa". En el camino, tal vez podrías recordarle a tu amigo un momento divertido o hacer una broma para cambiar un poco el ánimo. O, si te parece que tu amigo todavía no está preparado para reír, podrían simplemente caminar juntos en silencio.
Intenta ser contigo mismo tan suave, comprensivo y justo como lo serías con un buen amigo. Cuando alguien te demuestre un poco de amabilidad (aunque ese alguien seas tú mismo) te sentirás menos estresado. Te sentirás más fuerte y respaldado.
Haz cosas que te alivien el estrés.
Cuando estás molesto y estresado, el cuerpo se siente inquieto. Para aliviar parte del estrés, intenta hacer algo activo. Salta, camina en el lugar, corre, baila o practica algún deporte.
Si estás preparado para calmarte, puedes respirar profundo varias veces, practicar yoga o escuchar música. Podrías escribir un diario, meditar o jugar con una mascota. Podrías salir a caminar o a andar en bicicleta. Puedes hacer algo de arte o manualidades, mirar un programa divertido o pasar un tiempo con alguien que te anime o te ayude a reírte. Hacer cosas como estas puede ayudarte a sentirte más relajado y eso es exactamente lo contrario al estrés.
Busca apoyo.
Si estás demasiado estresado, recurre a las personas que se preocupan por ti. Habla con un adulto. Podrías hablar con uno de tus padres, un maestro, un consejero escolar o un entrenador. Y no te olvides de tus amigos. Ellos pueden escucharte, darte su apoyo y ayudarte a reír. Cuando uno se siente menos estresado, es más fácil pensar qué hacer para resolver un problema.
Recuerda que tienes lo que se necesita para hacerlo.