¿Qué es una neumonía?
La neumonía es una infección de los pulmones.
Los sacos de aire de los pulmones (llamados "alvéolos") se llenan de pus y
otros líquidos, lo cual dificulta la llegada del oxígeno al torrente
sanguíneo.
Una persona con neumonía tal vez tenga fiebre, tos o dificultad para respirar.
¿Cuáles son los signos y síntomas de la neumonía?
Los síntomas varían según la edad de la persona y la causa
de la neumonía, pero pueden incluir los siguientes:
- respiración muy rápida (en algunos casos, este es el único
síntoma),
- respiración con sonidos tipo silbido o quejido
- dificultad para respirar; esto puede incluir el ensanchamiento de las fosas nasales,
la respiración con el estómago o el movimiento de los músculos
entre las costillas,
- fiebre
- tos
- congestión nasal (nariz tapada)
- escalofríos
- vómitos
- dolor de pecho
- dolor abdominal (porque el niño está tosiendo y esforzándose
por respirar)
- menor actividad
- falta de apetito (en niños más grandes) o mala alimentación
(en los bebés), que puede producir deshidratación,
y
- en casos extremos, color azulado o grisáceo en los labios y las uñas
de las manos.
Si la neumonía es en la parte baja de los pulmones, cerca del abdomen, la
persona podría tener fiebre y dolor abdominal o vómitos, pero ningún
problema respiratorio.
¿Cuáles son las causas de la neumonía?
La neumonía es causada por una variedad de gérmenes
(virus, bacterias, hongos y parásitos). Sin embargo, la mayoría de los
casos se deben a virus. Entre ellos, se encuentran los adenovirus,
rinovirus, el virus de la
gripe (influenza), el
virus sincitial respiratorio y el virus de la parainfluenza (que también
puede provocar crup).
Con frecuencia, la neumonía comienza después de una infección
del tracto respiratorio superior (una infección en la nariz y la garganta)
y los síntomas comienzan después de 2 o 3 días de un resfriado
o un dolor de garganta. Luego, pasa a los pulmones. En los espacios de aire de los
pulmones, comienza a juntarse líquido, glóbulos blancos y desechos,
y esto bloquea el pasaje de aire, lo cual dificulta el funcionamiento de los pulmones.
Los niños con neumonía provocada por bacterias suelen
enfermarse bastante rápido, comienzan con fiebre repentina y elevada, y respiración
inusualmente rápida.
Los niños con neumonía provocada por virus probablemente
tendrán síntomas que aparecen más gradualmente y son menos graves,
aunque puede ser más común el resuello.
Algunos síntomas dan pistas importantes acerca del germen que está
causando la neumonía. Por ejemplo, en los niños mayores y los adolescentes,
la neumonía debida al Mycoplasma (también llamada neumonía
ambulante) es muy común y causa dolor de garganta, dolor de cabeza y una
erupción, además de los síntomas habituales de la neumonía.
En los bebés, la neumonía provocada por la clamidia puede causar
conjuntivitis
con síntomas leves y sin fiebre. Cuando la neumonía se debe a la tos ferina (pertussis),
el niño puede tener accesos de tos prolongados, ponerse azul debido a la falta
de aire o hacer el clásico "gallo inspiratorio" cuando trata de tomar aire.
Afortunadamente, la vacuna de la tos ferina puede ayudar a proteger a los niños
contra esta enfermedad.
La cantidad de tiempo que transcurre desde la exposición al germen hasta
el momento en el que una persona comienza a sentirse enferma varía según
el virus o la bacteria que provocó la neumonía (por ejemplo, en el caso
del virus sincitial respiratorio es de 4 a 6 días, pero en el caso del virus
de la gripe esto ocurre en solo 18 a 72 horas).
¿Cómo se diagnostica la neumonía?
Los médicos suelen diagnosticar la neumonía después de un
examen físico. Comprobarán el aspecto del niño, su respiración
y sus signos vitales, y escucharán los pulmones para detectar sonidos anormales.
Tal vez soliciten una radiografía de tórax o análisis de sangre,
pero ninguno de estos estudios son necesarios para realizar el diagnóstico.