Muchos niños sufren de infecciones en el
oído medio. Esto es lo que se conoce como “otitis media” (OM). Estas
infecciones son más habituales en niños de entre 6 meses y 2 años, aunque también
las pueden sufrir a cualquier otra edad. Algunos niños son particularmente susceptibles
a padecerlas debido a factores relacionados con el entorno y el estilo de vida que
llevan. Algunos de estos factores de riesgo incluyen asistir a guarderías infantiles
con grupos muy numerosos, el humo del tabaco y tomar el biberón en la cama.
Si bien estas infecciones son bastante fáciles de tratar, si un niño tuvo varias
infecciones en el oído de las que no se recuperó fácilmente o hay evidencias de pérdida
de la audición o retraso en el habla, el médico puede llegar a sugerir la colocación
de tubos de ventilación. Esta cirugía también se conoce como “miringotomía bilateral
con colocación de tubos de ventilación” (BMT, por su sigla en inglés). En este
procedimiento, se colocan en los tímpanos unos pequeños tubos, llamados “tubos
de timpanostomía” o “diábolos”, para permitir la ventilación del
área ubicada detrás del tímpano, es decir, el oído medio. En los Estados Unidos, cada
año se colocan aproximadamente dos millones de tubos de timpanostomía en niños para
ayudar a prevenir las infecciones crónicas en el oído medio.
Otitis media
El oído medio es una cavidad llena de aire ubicada detrás del tímpano. Todo sonido
que ingresa en el oído hace que el tímpano vibre, lo cual genera vibración en unos
pequeños huesos del oído medio. Esto transmite las señales sonoras al oído interno,
desde donde las terminaciones nerviosas envían la información hacia el cerebro.
Todos tenemos un pequeño conducto que comunica el oído medio con la parte posterior
de la nariz; es la trompa de Eustaquio, que se encarga de igualar la presión de aire
entre el oído medio y el mundo exterior. (Cuando los oídos hacen un ruido al bostezar
o tragar, las trompas de Eustaquio están nivelando la presión de aire dentro del oído
medio). Las bacterias o los virus pueden ingresar en el oído a través de las trompas
de Eustaquio y provocar una infección. Esto suele ocurrir cuando un niño ha padecido
un resfriado o cualquier otra infección de las vías respiratorias. Cuando el oído
medio se infecta, puede llenarse de líquido o pus, especialmente si la infección es
de origen bacteriano. La acumulación de líquido ejerce presión sobre el tímpano y
esto es lo que provoca dolor; además, debido a que el tímpano no puede vibrar, el
niño suele sufrir una disminución temporaria de la audición.
Una infección de origen bacteriano puede ser curada rápidamente mediante el tratamiento
adecuado. En la mayoría de los casos, el líquido desaparece con el tiempo y el niño
recupera la audición. Algunos textos médicos sugieren que los períodos extensos de
pérdida de la audición en niños pueden provocar retrasos en el aprendizaje y en el
desarrollo del habla.
Síntomas y diagnóstico de la otitis media
Los síntomas de la otitis media incluyen los siguientes:
- tironearse o frotarse las orejas a causa del dolor
- fiebre
- fastidio o irritabilidad
- secreciones de líquido en la oreja
- cambios en el apetito o en los hábitos de sueño
- dificultad para oír
Consulte al pediatra si cree que su hijo tiene una infección en el oído. El médico
realizará un examen físico y mirará los tímpanos de su hijo. Si el médico llegara
a sospechar que se trata de una infección de origen bacteriano (a menudo basándose
en la presencia de pus detrás del tímpano), comenzará el tratamiento inmediatamente.
Un buen conocimiento de las bacterias que habitualmente provocan la otitis media guiará
al médico a la hora de decidir qué antibióticos utilizar. En algunos casos, es posible
que el médico deba insertar una aguja a través del tímpano para extraer una muestra
de pus del oído medio a fin de realizar un cultivo en el laboratorio. Este procedimiento,
llamado “timpanocentesis”, ayuda a definir un tratamiento con antibióticos
más específico.
Tratamiento
Si bien la cirugía de colocación de tubos de ventilación transtimpánicos es un
procedimiento bastante habitual, la cirugía no es la primera opción de tratamiento
para la otitis media. Los antibióticos son la primera alternativa para tratar infecciones
de oído de origen bacteriano. Sin embargo, muchas infecciones de oído son de origen
viral y no pueden ser tratadas con antibióticos. Estas infecciones se curan por sí
solas y es el tiempo lo que trae el alivio.
Pero si las infecciones en el oído de su hijo se tornan recurrentes y no desaparecen
fácilmente, o si su niño padece pérdida de audición o retraso en el habla, el médico
podría sugerir una cirugía para extraer el líquido del oído medio y colocar un tubo
de ventilación. Debido a que la mayoría de los niños han sufrido infecciones en los
dos oídos, esta cirugía suele realizarse en ambos y por eso es que al procedimiento
se lo llama “bilateral”. El procedimiento consiste en colocar en el tímpano
un tubo pequeño, denominado “tubo de timpanostomía”. Su función es la
de ventilar e igualar la presión dentro del oído medio. Esto ayuda a evitar infecciones,
la acumulación de líquido y, con el tiempo, normaliza la audición. Según el tipo de
tubo que se utilice, éste permanece en su sitio entre seis y dieciocho meses, o más.
Los tubos de timpanostomía reducen en gran medida la aparición de nuevas infecciones
en el oído.
Cirugía para la colocación de tubos de timpanostomía
Si su hijo es lo suficientemente grande como para saber qué es una cirugía, quizá
quiera prepararlo hablándole acerca de la intervención. Durante una cirugía de colocación
de tubos de ventilación se siguen estos pasos:
- Al niño se le aplicará una anestesia total. Esto implica que la cirugía se llevará
a cabo en un hospital para que un anestesiólogo controle a su niño. Por lo general,
el procedimiento lleva entre diez y quince minutos.
- El cirujano hará un pequeño orificio en el tímpano a través del cual succionará
el líquido del oído medio. Debido a que el cirujano puede llegar hasta el tímpano
a través del canal auditivo, no quedarán marcas ni suturas visibles.
- Por último, el cirujano insertará un pequeño tubo de plástico o metal en el orificio
del tímpano.
- Luego de la intervención, su hijo despertará en la sala de recuperación. En la
mayoría de los casos, el tiempo total de permanencia en el hospital es de unas pocas
horas. Los niños muy pequeños o aquellos con problemas médicos más graves pueden llegar
a permanecer un tiempo mayor.
Después de la cirugía
Los tubos de timpanostomía ayudan a evitar las infecciones recurrentes en el oído
permitiendo el paso de aire al oído medio. Otras sustancias, como el agua, a veces
entran en el oído medio a través del tubo, pero normalmente esto no es un problema.
Su cirujano podrá sugerir o no el uso de tapones para los oídos cuando se baña o va
a nadar.
En la mayoría de los casos, no es necesaria una cirugía para quitar los tubos de
timpanostomía. Por lo general, el tubo se sale solo a medida que es empujado por el
tímpano que se va curando. Un tubo generalmente permanece en el oído entre seis y
dieciocho meses, según el tipo de tubo que se utilice. Sin embargo, si el tubo permanece
en el tímpano durante más de dos o tres años, es muy posible que sea retirado por
medio de una cirugía para evitar la formación de cicatrices, daño permanente en el
tímpano o el crecimiento de tejido alrededor del tubo.
Si bien son efectivos a la hora de reducir las infecciones crónicas en el oído,
los tubos auditivos no siempre son una cura permanente para la otitis media. Hasta
un 25% de los niños que antes de cumplir 2 años necesitan tubos pueden llegar a necesitarlos
nuevamente.
Fecha de revisión: octubre de 2014