¿Cuál es la mejor manera de ayudar a su familia a atravesar un divorcio?
Cada situación y cada familia son diferentes. Pero las siguientes sugerencias
pueden hacer que el proceso sea menos doloroso para los niños, los adolescentes
y las familias.
Ayudar a los niños a manejar sus sentimientos
Anime a sus hijos a compartir sus sentimientos (positivos y negativos) sobre lo
que está ocurriendo.
Es importante que los padres que se están divorciando (y los que ya se divorciaron)
se sienten a hablar con sus hijos y los animen a decir qué están pensando
y qué sienten. Pero asegúrese de no mezclar esto con sus propios sentimientos.
Asegúreles a sus hijos que sus sentimientos son importantes, válidos
y normales. Hágales saber que puede manejar una conversación sobre sentimientos
que pueden ser incluso difíciles o dolorosos.
Durante estas conversaciones, evite tratar de resolver problemas y de cambiar lo
que su hijo siente. Por el contrario, concéntrese en escuchar y agradecerles
a sus hijos por su honestidad. Casi siempre, los niños sienten una pérdida
de la familia y es posible que lo culpen a usted o al otro padre (o a ambos) por lo
que está ocurriendo en sus vidas. Por lo tanto, tendrá que estar preparado
para responder preguntas que tal vez sus hijos le hagan o hacer frente a sus preocupaciones.
Convierta las conversaciones sobre el divorcio y la forma en que está afectando
a sus hijos en un proceso continuo. A medida que crezcan y maduren más, sus
hijos tal vez tengan preguntas o preocupaciones que no se les habían ocurrido
antes. Aunque parezca que ya han hablado de los mismos temas antes, mantenga abierto
el diálogo. Si es posible, siéntese con el otro padre y planifiquen
juntos cómo van a hablar acerca de lo que está ocurriendo.
Si cree que se angustiará mucho, pídale a otra persona (puede ser
un pariente) que hable con sus hijos. Está bien y es saludable para los hijos
que vean a sus padres tristes o angustiados, pero si sus emociones son muy intensas
es posible que ellos se sientan responsables de los sentimientos de sus padres.
Si sus hijos lo ven enfrentar una emoción complicada, intente enfrentarla
de la manera más saludable posible para darles un buen ejemplo. Intente:
- Ponerle un nombre a su emoción ("En este momento me siento triste").
- Dejar en claro que sabe que es normal sentirse así a veces ("Está
bien y es normal que me sienta triste").
- Hable sobre la manera en la que enfrentará este sentimiento ("Algo que
siempre me ayuda a sentirme mejor cuando estoy triste es cocinar galletas con ustedes
y jugar al aire libre. ¿Qué les parece si lo hacemos?").
Es normal que los niños tengan muchas emociones sobre un divorcio. Tal vez
se sientan culpables e imaginen que ellos "causaron" el problema. Esto es especialmente
cierto si los niños escucharon a sus padres discutir muchas veces por ellos.
Los niños y los adolescentes tal vez se sientan enojados, asustados o preocupados
por su futuro. Si expresan estas emociones, tranquilícelos diciéndoles
que no es así y recuérdeles que se trata de un sentimiento normal.
Si bien los niños pueden sufrir por un divorcio durante bastante tiempo,
el impacto real se suele sentir a lo largo de un período de aproximadamente
2 a 3 años. Durante este tiempo, algunos pueden expresar sus sentimientos.
Pero, según la edad y el desarrollo, otros niños no tendrán las
palabras para hacerlo. Entonces, es posible que actúen los sentimientos o estén
deprimidos. En el caso de los niños en edad escolar, esto puede significar
que sus calificaciones bajen o que pierdan el interés por las actividades.
En el caso de los niños más pequeños, estos sentimientos con
frecuencia se expresan durante el juego. Esté atento al "efecto durmiente"
en los niños pequeños: es posible que al principio tomen los grandes
cambios con calma, pero años después pueden tener comportamientos disruptivos
o emociones desafiantes. Comunicarse abiertamente con los niños y darles el
ejemplo para hacer frente a los sentimientos de manera saludable, aun cuando parezcan
estar bien con los cambios, puede reducir los problemas más adelante.
Tal vez esté tentado de decirle a un niño que no se sienta de determinada
manera, pero los niños (e incluso los adultos) tienen derecho a tener sus propios
sentimientos. Y si los obliga a tener una "carita feliz", es menos probable que sus
hijos compartan con usted sus sentimientos reales.
Los programas grupales para niños que atraviesan un divorcio que se realizan
en las escuelas o en organizaciones religiosas son un excelente recurso para los niños
y las familias que necesitan ayuda para atravesar las primeras etapas.