Maggie comenzó su tercer año de la escuela secundaria con excelente energía. No
tenía problemas para mantener al día su trabajo escolar y participaba en varias actividades
después de la escuela. Pero después de las vacaciones por el Día de Acción de Gracias,
comenzó a tener dificultad para terminar las lecturas asignadas y tenía que hacer
más esfuerzo para trabajar bien. No podía concentrarse en clase y después de la escuela
todo lo que quería hacer era dormir. Sus notas comenzaron a bajar y rara vez sentía
ganas de socializar. Hasta entonces Maggie siempre había sido puntual, pero empezó
a tener problemas para levantarse a tiempo para llegar a la escuela y durante el invierno
tuvo muchos ausentes o llegó tarde muchos días.
Al comienzo sus padres pensaron que ella estaba aflojando el ritmo de trabajo.
Estaban molestos con ella, pero pensaron que se trataba sólo de una etapa - especialmente
porque su energía finalmente regresó en la primavera. Pero cuando en noviembre volvió
a sucederle lo mismo, sus padres la llevaron al doctor, quien le diagnosticó un tipo
de depresión llamada trastorno afectivo estacional.
¿Qué es el trastorno afectivo estacional?
El trastorno afectivo estacional (TAE) es una forma de depresión
que aparece en la mismo época cada año. Típicamente con el TAE, una persona sufre
síntomas de depresión a medida que se acerca el invierno y las horas de luz se van
reduciendo. Cuando la primavera regresa y los días vuelven a ser más largos, las personas
que padecen de TAE experimentan alivio de sus síntomas y su estado de ánimo y nivel
de energía se normalizan.
¿Cuáles son las causas del TAE?
Los expertos creen que en el TAE, de alguna manera la depresión está desencadenada
por la respuesta del cerebro a la disminución de la exposición a la luz natural. Nadie
entiende completamente cómo ni por qué sucede. Las teorías actuales sobre las causas
del TAE se concentran en el papel que podría tener la luz solar en la producción en
el cerebro de hormonas clave. Los expertos creen que dos sustancias químicas específicas
en el cerebro, melatonina y serotonina, podrían estar involucradas en el TAE. Estas
dos hormonas ayudan a regular los ciclos de sueño-alerta, la energía y el estado de
ánimo. Los días más cortos y las horas de oscuridad más largas en el otoño y el invierno
pueden causar un aumento en los niveles de melatonina y una disminución en los niveles
de serotonina, que podrían crear condiciones biológicas para la depresión.
La melatonina está asociada con el sueño. El cuerpo produce esta hormona en mayores
cantidades cuando hay oscuridad o cuando los días son más cortos. Este aumento en
la producción de melatonina puede hacer que una persona se sienta somnolienta y letárgica.
Con la serotonina, sucede lo opuesto - la producción de serotonina aumenta cuando
una persona está expuesta a la luz solar, de modo que es probable que los niveles
de serotonina sean más bajos durante el invierno, cuando los días son más
cortos. Los niveles bajos de serotonina están asociados con depresión, de manera que
aumentar la disponibilidad de serotonina ayuda a combatir la depresión.
¿Cuáles son los síntomas del TAE?
Una persona con TAE exhibirá varios cambios particulares en la manera en la que
siente y actúa normalmente. Estos cambios ocurren en un patrón estacional predecible.
Los síntomas del TAE y los de la depresión son iguales, pero una persona con TAE puede
notar algunos o todos los síntomas siguientes:
- Cambios en el estado de ánimo. La persona puede sentirse triste
o irritable la mayoría del tiempo por lo menos durante 2 semanas en una época específica
del año. Durante este tiempo, una chica o un chico pueden tener sentimientos de desesperanza
o de no valer nada. Como parte del cambio del estado de ánimo que acompaña al TAE,
las personas pueden ser autocríticas; demostrar mayor sensibilidad que lo usual a
la crítica y llorar o molestarse más a menudo o con más facilidad.
- Incapacidad para disfrutar. Una persona con TAE puede perder
interés en las cosas que disfruta normalmente y sentirse incapaz de disfrutar de las
cosas como antes. Las personas con TAE también podrían tener la sensación de no poder
completar las tareas tan bien como antes y sentirse insatisfechos o culpables. Una
persona con TAE podría perder interés en los amigos y dejar de participar en actividades
sociales.
- Poca energía. El cansancio inusual o la fatiga sin razón aparente
son también parte del TAE y pueden hacer que las personas se sientan con poca energía.
- Cambios en el sueño. La persona podría dormir mucho más de lo
usual. Dormir demasiado puede hacer difícil para un estudiante con TAE levantarse
y alistarse para la escuela en las mañanas.
- Cambios en la alimentación. Los cambios en la alimentación y
el apetito relacionados con el TAE pueden incluir ganas de consumir carbohidratos
simples (como alimentos reconfortantes y azucarados) y la tendencia a comer de más.
Este cambio en la alimentación podría resultar en aumento de peso durante los meses
de invierno.
- Dificultad para concentrarse. El TAE puede afectar la concentración
e interferir con el rendimiento escolar y las notas. El estudiante podría tener más
dificultad que lo usual para completar los deberes a tiempo o podría carecer de la
motivación usual. Una persona con TAE podría notar que sus notas bajan, y los maestros
podrían opinar que el estudiante parecería estar menos motivado o que se está esforzando
menos en la escuela.
- Disminución de las actividades sociales. Las personas con TAE
pueden pasar menos tiempo con los amigos, en actividades sociales, o en actividades
extracurriculares.
Los problemas causados por el TAE, como las notas más bajas que lo usual o menos
energía para socializar con amigos, pueden afectar la autoestima y hacer que una persona
se sienta frustrada, aislada y solitaria - especialmente si no se da cuenta de qué
es lo que está causando los cambios en la energía, el estado de ánimo y la motivación.
Como otras formas de depresión, los síntomas del TAE pueden ser leves, graves,
o de grado intermedio. Los síntomas más leves interfieren menos con la capacidad de
la persona de participar en las actividades cotidianas, pero los más graves pueden
interferir mucho más. El patrón estacional del TAE - el hecho de que los síntomas
ocurren sólo durante unos pocos meses cada invierno (durante por lo menos 2 años seguidos)
pero no durante las otras estaciones - es lo que lo distingue de las otras formas
de depresión.
¿Quién padece de TAE?
El TAE puede afectar a adultos, adolescentes y niños. Se calcula que aproximadamente
6 de cada 100 personas (6%) tienen TAE. La prevalencia del TAE varía de una región
a otra. Un estudio llevado a cabo en los Estados Unidos reveló que las tasas de TAE
fueron siete veces mayores entre las personas en New Hampshire que en Florida, lo
que sugiere que cuanto más lejos de la línea ecuatorial vive una persona, más probable
es que desarrolle TAE. Curiosamente, cuando las personas con TAE viajan a áreas de
menor latitud durante el invierno (las personas que viven más al sur del ecuador tienen
luz solar durante más horas del día durante los meses de invierno), no padecen de
sus síntomas estacionales. Esto respalda la teoría de que el TAE está relacionado
a la exposición a la luz solar.
La mayoría de las personas no sufre de depresión estacional, incluso si vive en
áreas en las que los días son más cortos durante los meses de invierno. Los expertos
no comprenden completamente por qué ciertas personas tienen más probabilidad de padecer
TAE. Puede ser que algunas personas sean más sensibles que otras a las variaciones
de luz y, por lo tanto, pueden experimentar cambios más dramáticos en la producción
hormonal que depende de su exposición a la luz.
Como otras formas de depresión, las mujeres tienen una probabilidad cuatro veces
mayor de desarrollar TAE que los hombres, lo mismo que las personas con parientes
que han experimentado depresión. Además, la biología, la química cerebral, los antecedentes
familiares, el medio ambiente y las experiencias de vida individuales pueden hacer
que ciertas personas tengan más propensión a desarrollar TAE y otras formas de depresión.
Los investigadores continúan investigando las causas del TAE y por qué ciertas
personas tienen más probabilidad que otras de padecerlo.
¿Cómo se diagnostica y trata el TAE?
Los médicos y profesionales de la salud mental diagnostican TAE después de una
evaluación cuidadosa. También es importante hacerse un examen médico para asegurarse
que los síntomas no se deban a una afección médica que necesite tratamiento. El cansancio,
la fatiga y la falta de energía podrían ser señales de otra afección médica como por
ejemplo hipotiroidismo, hipoglucemia, o mononucleosis. Hay
otros trastornos médicos que pueden causar cambios en el apetito, el sueño o la fatiga
excesiva.
Cuando se determina que una persona padece de TAE, los médicos podrían recomendar
alguno de los siguientes tratamientos:
Mayor exposición a la luz. Ya que los síntomas de TAE son desencadenados
por falta de exposición a la luz y tienden a desaparecer por sí solos cuando aumenta
la luz disponible, el tratamiento para el TAE a menudo involucra una mayor exposición
a la luz durante los meses de invierno. Para una persona que tiene síntomas leves,
podría ser suficiente pasar más tiempo al aire libre durante las horas de luz natural,
tal vez haciendo ejercicio al aire libre o dando una caminata diaria. Las bombillas
de luz de espectro completo (luz natural) que se pueden usar en lámparas regulares
pueden ayudar a traer un poco más de luz natural a la casa en los meses de invierno
y podría ayudar a aliviar los síntomas leves.
Terapia de luz (o fitoterapia). Los síntomas más severos del TAE
se pueden tratar con terapia de luz (también llamada fitoterapia). La terapia de luz
incluye el uso de una luz especial que simula la luz de día. Se coloca una caja o
panel de luz especial sobre una mesa o escritorio y la persona se sienta delante de
la luz durante un periodo corto de tiempo todos los días (más o menos 45 minutos al
día, usualmente en la mañana). La persona debe mirar de reojo hacia la luz ocasionalmente
y no de frente durante períodos largos (para que la luz actúe, tiene que ser absorbida
a través de la retina). Los síntomas tienden a mejorar en unos pocos días en algunos
casos o en unas pocas semanas en otros. Generalmente, los médicos recomiendan utilizar
la terapia de luz hasta que la luz natural exterior sea suficiente.
Como en el caso de cualquier tratamiento médico, la terapia de luz debe ser utilizada
bajo la supervisión de un médico. Las personas con otro tipo de trastorno depresivo,
piel sensible a la luz, o condiciones médicas que hagan que los ojos sean vulnerables
al daño causado por la luz, deben usar la terapia de luz con cautela. Las luces que
se utilizan para la fototerapia para el TAE deben filtrar y eliminar los rayos ultravioleta
dañinos. No se deben utilizar camas o cabinas para bronceado para aliviar los síntomas
del TAE. Algunos efectos secundarios leves de la fototerapia podrían incluir dolor
de cabeza o fatiga visual.
Terapia de conversación. Para el tratamiento del TAE también se
utiliza la terapia de conversación (psicoterapia). La terapia de conversación se concentra
en examinar los pensamientos y sentimientos negativos asociados con la depresión y
ayuda a aliviar la sensación de aislamiento o soledad que sienten a menudo las personas
con depresión. El apoyo y la guía de un terapeuta profesional pueden ser beneficiosos
para una persona con TAE. La terapia de conversación también puede ayudar a la persona
que padece de TAE a informarse sobre su condición y a entenderla mejor así como a
aprender qué hacer para prevenir o minimizar las ocurrencias de depresión estacional.
Medicamentos. Los médicos también podrían recetar medicamentos
para adolescentes con TAE. Los medicamentos antidepresivos ayudan a regular el equilibrio
de serotonina y otros neurotransmisores en el cerebro, que afectan el estado de ánimo
y la energía. Los medicamentos deben ser recetados y controlados por un médico. Si
tu médico receta medicamentos para el TAE u otra forma de depresión, asegúrate de
comunicarle si estás tomando alguna otra medicación o remedios, incluyendo medicamentos
de venta sin receta o medicamentos a base de hierbas. Éstos podrían interferir con
los medicamentos recetados.
Cómo enfrentarse al TAE
Cuando se presentan los síntomas del TAE por primera vez, pueden resultar confusos
tanto para la persona con TAE como para familiares y amigos. Algunos padres o maestros
podrían pensar equivocadamente que los adolescentes con TAE están aflojando el ritmo
de trabajo o que no se están esforzando. Si piensa que tienes algunos de los síntomas
del TAE, habla con tus padres, consejero u otro adulto de confianza sobre lo que estás
sintiendo.
Si te han diagnosticado TAE, hay varias cosas que puedes hacer para ayudar:
- Sigue las recomendaciones del tratamiento médico.
- Aprende todo lo que puedas sobre el TAE y explica el trastorno a otros para que
puedan ayudarte.
- Haz bastante ejercicio, especialmente al aire libre. El ejercicio puede mejorar
el estado de ánimo.
- Pasa tiempo con amigos y seres queridos que comprenden lo que te está sucediendo
- ellos pueden ayudarte brindándote el contacto personal y una sensación de conexión.
- Sé paciente. No esperes que los síntomas desaparezcan inmediatamente.
- Solicita ayuda con la tarea para el hogar y otros deberes si la necesitas. Si
sientes que no puedes concentrarte, recuerda que es parte del trastorno y que las
cosas mejorarán. Habla con tus maestros y prepara un plan para completar tus deberes.
- Aliméntate bien. Podría ser difícil, pero evitar los carbohidratos simples y las
meriendas azucaradas y mantener una dieta que incluya abundantes cereales integrales,
verduras y frutas pueden ayudarte a largo plazo.
- Establece una rutina de sueño. Si te acuestas todos los días a la misma hora podrás
aprovechar los beneficios para la salud mental que proporciona la luz natural.
Toda forma de depresión puede ser grave. Si piensas que tienes síntomas de cualquier
tipo de depresión, habla con alguien que pueda ayudarte a obtener tratamiento.