Qué pueden hacer los padres y los adolescentes para que el divorcio
resulte más llevadero
Intentar que reine la paz. Hacer frente a un divorcio resulta
más fácil si los padres se llevan bien. Es especialmente duro para los adolescentes
ver que sus padres discuten y se pelean continuamente o actúan con resentimiento entre
sí. Aunque no puedes hacer gran cosa para influir sobre el comportamiento de tus padres
durante el divorcio, puedes pedirles que hagan todo lo posible por dar una tregua
a las peleas y a las cosas desagradables que se dicen el uno al otro.
Independientemente de los problemas que se haya tenido que enfrentar una pareja,
como padres deben manejar las visitas de forma pacífica para minimizar el estrés que
puedan sufrir sus hijos. Manifiéstales a tus padres que, aunque sabes que todos están
bajo mucho estrés, no deseas quedar atrapado en el medio.
Ser justos. La mayoría de los adolescentes dicen que es importante
que los padres no intenten que los hijos tomen partido. Debes sentirte libre para
relacionarte con cualquiera de tus padres sin que el otro se sienta celoso o herido,
o se ponga furioso. No es justo para nadie creer que relacionarse con uno de los padres
implica una traición hacia el otro ni que la felicidad de uno de ellos depende de
ti.
Si a los padres les cuesta dejar de lado el resentimiento o el enojo, o si están
deprimidos por los cambios que trae aparejado el divorcio, pueden pedir ayuda a un
consejero o terapeuta. Esto puede ayudarlos a superar el dolor que provoca el divorcio,
a encontrar la felicidad personal y a aliviar el peso que puede recaer sobre los hijos.
A los niños y adolescentes también puede resultarles beneficioso consultar a un terapeuta
familiar o a otra persona especializada en ayudarlos a superar el estrés de la ruptura
familiar. Aunque al principio te parezca extraño hablar con alguien a quien no conoces
sobre tus sentimientos personales, conocer la manera en que otros adolescentes en
tu situación siguieron adelante puede serte de mucha ayuda.
Mantener el contacto. Ir y venir entre dos hogares puede ser difícil,
sobre todo si los padres viven lejos entre sí. Puede ser una buena idea mantener el
contacto con el progenitor que ves menos a menudo por culpa de la distancia. Incluso
un breve mensaje de correo electrónico para decir “pienso en ti” puede
aliviar el sentimiento de añoranza. Si ambos hacen un esfuerzo para mantener el contacto
cuando están separados, podrán mantenerse al tanto de los planes y actividades cotidianas
de cada uno.
Buscar soluciones. Es posible que desees que tanto tu padre como
tu madre acudan a celebraciones especiales, como partidos, reuniones, obras de teatro
o recitales. No obstante, quizá a uno de ellos le resulte difícil asistir si el otro
está presente. Los padres deberían pensar en solucionar este tipo de situaciones,
sobre todo porque es posible que tú necesites sentir el apoyo y la presencia de ambos
de manera especial durante la etapa del divorcio. Tal vez se te ocurra alguna idea
para llegar a un acuerdo o a una solución para este problema y podrías comentársela.
Hablar sobre el futuro. A muchos adolescentes de padres divorciados
les preocupa que puedan verse afectados los planes para su futuro. Algunos temen que
el costo del divorcio (los honorarios de los abogados y los gastos de dos hogares)
suponga una pérdida del poder adquisitivo y les impida ir a la universidad o realizar
otras actividades.
Escoge un buen momento para hablar con tus padres sobre lo que te preocupa, cuando
haya tiempo suficiente para sentarse con uno o con ambos para hablar sobre la manera
en que te afectará el divorcio. No tengas miedo de provocarles más estrés; sólo intenta
elegir un momento propicio para hablar cuando todos estén tranquilos. Es mejor que
hables de tus inquietudes en lugar de guardártelas y dejar que se acumulen las preocupaciones
o el resentimiento. La mayoría de los problemas tienen solución y existen consejeros
y terapeutas que pueden ayudar a los adolescentes y a sus padres a encontrar esas
soluciones.
Descubrir las fortalezas propias. ¿Cómo reaccionas ante el estrés?
¿Te enojas y te desquitas con tus hermanos, amigos o contigo mismo? ¿O tienes una
personalidad más conformista y piensas primero en los demás? ¿Tiendes a evitar los
conflictos y esperar que los problemas desaparezcan mágicamente?
Un acontecimiento que provoca cambios de vida, como un divorcio, puede implicar
momentos difíciles, pero también puede ayudar a descubrir los puntos fuertes de las
personas y ayudarlas a desarrollar habilidades para enfrentar situaciones complejas.
Por ejemplo, ¿cómo puedes sobrellevar la situación si uno de tus padres habla mal
del otro? A veces, puede resultar útil quedarse callado hasta que haya pasado el momento
de enojo para hablar más tarde del tema con tus padres con tranquilidad. Tal vez,
desees decirles que tienes derecho a amar a ambos, sin importar lo que ellos sientan
el uno por el otro.
Si necesitas ayuda para descubrir tus puntos fuertes o para aprender a afrontar
la situación, pídela (tal vez puedas acudir a tu tía favorita o a un consejero escolar).
Y si te resulta difícil confrontar a tus padres, intenta escribirles una carta. Tienes
que averiguar qué es lo mejor en tu caso.
Vivir tu vida. En ocasiones, durante el divorcio los padres están
tan ensimismados en sus propios problemas que puede parecer que tu vida está en suspenso.
Además de centrarte en tus planes y sueños, asegúrate de participar en todas las actividades
que practicas habitualmente. Cuando hay muchos cambios en casa, realmente ayuda mantener
iguales algunas cosas, como las actividades escolares y los amigos.
Si la situación en tu casa es demasiado complicada, tal vez puedas quedarte en
la casa de un amigo o de un pariente hasta que todo se calme. Cuídate comiendo bien
y haciendo ejercicio con regularidad: ¡son dos magníficas formas de hacer frente al
estrés! Descubre qué es importante para ti: estar con amigos, trabajar con esmero
en la escuela, escribir o dibujar, o ser un excelente jugador de baloncesto. Encontrar
tu fortaleza interior y centrarte en tus propias metas puede ayudarte realmente a
reducir el nivel de estrés.
Dejarte ayudar. Habla de tus sentimientos y reacciones en torno
al divorcio con alguien en quien confíes. Si te sientes deprimido o disgustado, deja
que te ayuden tus amigos y familiares. Estos sentimientos suelen pasar. Si no es así,
y estás muy deprimido o estresado, o si te resulta difícil concentrarte en tus actividades
habituales, pide ayuda a un consejero o a un terapeuta. Tus padres, el consejero escolar,
un médico u otro profesional de la salud pueden ayudarte a buscar uno.
Muchas comunidades y escuelas ofrecen grupos de apoyo para niños y adolescentes
cuyos padres se han divorciado. Puede serte de gran ayuda hablar con otros chicos
de tu edad que estén pasando por una experiencia similar.