El diagnóstico de la depresión y de otros trastornos
del estado de ánimo
Al diagnosticar una depresión y otros trastornos similares del estado de
ánimo, los médicos y los profesionales de la salud mental distinguen
entre varias categorías distintas. Todas ellas se asocian a un estado de ánimo
decaído como síntoma principal, pero se desarrollan de formas diferentes.
Por ejemplo:
- La depresión mayor es un fuerte o intenso episodio depresivo
de desarrollo reciente y que dura un mínimo de dos semanas.
- La depresión crónica (también conocida como
“distimia”) es una depresión más leve que se desarrolla
de una forma más gradual y que dura dos años o más.
- El trastorno de adaptación con ánimo depresivo
es una depresión que se desarrolla a consecuencia de un acontecimiento angustioso,
desde una catástrofe natural hasta la muerte de un ser querido.
- El trastorno
afectivo estacional es un tipo de depresión que está relacionado
con la exposición al sol. Se desarrolla cuando se reducen las horas de luz
solar; por ejemplo, en los meses de invierno.
- El trastorno bipolar (también conocido como depresión
maníaca o depresión bipolar) es una afección caracterizada por
episodios de depresión mayor que se alteran con episodios de manía (energía
y alegría exacerbadas).
- El trastorno de desregulación del estado de ánimo disruptivo
(o perturbador) es un patrón de rabietas intensas y frecuentes; estallidos
de agresividad y enfado; y un estado habitual de irritabilidad de una duración
mínima de un año en un niño mayor de 6 años.
Buscar ayuda
La depresión y otros trastornos del estado de ánimo pueden mejorar
cuando reciben la atención y los cuidados adecuados. Los problemas prosiguen
o empeoran cuando no se tratan.
Si cree que su hijo podría estar deprimido o tiene problemas en su estado
de ánimo:
Hable con su hijo sobre la depresión y
sobre el estado de ánimo. Los niños pueden ignorar, ocultar
o negar cómo se sienten. O pueden no darse cuenta de que están deprimidos.
Los niños mayores y los adolescentes pueden actuar como si no quisieran que
los ayudaran, pero hable con ellos, de todos modos. Escúchelos, ofrézcales
su apoyo y demuéstreles que los quiere.
Concierte una visita con el pediatra se su hijo. Lo más
probable es que le haga una exploración física completa. Esta exploración
le ayudará a descartar posibles afecciones que le podrían provocar síntomas
depresivos. Si le pediatra creyera que su hijo podría padecer una depresión,
lo derivaría a un especialista
para que lo evaluara y lo tratara.
Póngase en contacto con un especialista en salud mental.
La depresión puede mejorar. Pero si se deja sin tratar, puede empeorar. Un
psiquiatra o un psicólogo de niños o adolescentes puede evaluar a su
hijo y recomendar un tratamiento.
Los terapeutas tratan la depresión y otros trastornos del estado del ánimo
con psicoterapia, a veces con medicinas o con ambas a la vez. Asesorar a los padres
también forma parte del tratamiento. Este asesoramiento se centra en las formas
en que los padres pueden apoyar y responder mejor a un niño o adolescente que
está atravesando una depresión.
Más formas de ayudar a su hijo
El tratamiento con un terapeuta es importante. Pero usted también tiene
un papel importante. En casa, las siguientes pautas, sencillas pero muy poderosas,
pueden ayudar a su hijo a afrontar una depresión.
Asegúrese de que su hijo sigue una alimentación nutritiva,
duerme lo suficiente y hace ejercicio físico cada día. Todo
esto tiene efectos positivos en el estado de ánimo.
Disfrute del tiempo que pasan los dos juntos. Pase tiempo con
su hijo haciendo cosas que les gusten a los dos. Vayan a dar un paseo, jueguen, cocinen,
hagan manualidades, vean una película divertida juntos. Si favorece las emociones
y estados de ánimo positivos (como disfrutar haciendo algo, relajarse, entretenerse
y pasárselo bien) en su hijo, le podrá ayudar a superar poco a poco
el estado de ánimo decaído que forma parte de la depresión.
Sea paciente y comprensivo. Cuando la depresión hace que
niños y adolescentes estén irritables y cascarrabias, es fácil
que los padres se enfaden y se sientan frustrados. Recuérdese a sí mismo
que este comportamiento forma parte de la depresión, en vez de ser una falta
de respeto voluntaria. Evite discutir con su hijo y hablarle mal. Trate de tener paciencia
y sea comprensivo con él. El hecho de mantener una relación positiva
con su padre o su madre ayuda a reforzar la resiliencia de un niño ante la
depresión.
Fecha de revisión: agosto de 2016