¿Qué es la fiebre tifoidea?
La fiebre tifoidea es una infección grave y, a veces, de riesgo vital. Afecta
mayoritariamente a gente que vive en países en vías de desarrollo, donde
las condiciones sanitarias son precarias y es difícil encontrar agua limpia
y potable.
¿Cuál es la causa de la fiebre tifoidea?
La fiebre tifoidea está provocada por una bacteria
llamada Salmonella Typhi (S. Typhi), que está relacionada con la bacteria de
la salmonella, que provoca intoxicaciones
alimentarias. Esta bacteria vive típicamente en los seres humanos y se
trasmite a través de las heces (caca) y la orina (pis).
La infección ocurre cuando una persona come o bebe algo contaminado por
la bacteria. En cuanto la bacteria se introduce en el cuerpo, se multiplica rápidamente
y pasa al torrente sanguíneo.
¿Cuáles son los signos y los síntomas de la fiebre tifoidea?
La fiebre tifoidea puede aparecer de repente o de forma gradual a lo largo de pocas
semanas. Esta enfermedad suele causar fiebre alta, dolor de estómago y molestias
corporales entre una y dos semanas después de haber estado expuesto a la bacteria
(aunque a veces los síntomas pueden tardar más tiempo en aparecer).
Si la infección no se trata, el afectado puede perder peso; desarrollar
un vientre hinchado o distendido; o una erupción roja y jaspeada en la parte
baja del pecho y alta del vientre. Si no se trata, la fiebre tifoidea puede durar
un mes o más, volverse muy grave y hasta ser de riesgo vital.
En la mayoría de los casos, los síntomas de la fiebre tifoidea empiezan
a desaparecer en la tercera o cuarta semana, siempre y cuando la enfermedad no haya
causado otros problemas de salud. A veces, después de que la enfermedad parezca
haber desaparecido, puede reaparecer.
Después de recuperarse de una fiebre tifoidea, algunas personas se convierten
en portadores de la bacteria. Esto significa que, aunque no presenten síntomas,
seguirán llevando la bacteria en sus cuerpos y la podrán trasmitir a
otras personas.
¿Quién desarrolla la fiebre tifoidea?
En EE.UU., la fiebre tifoidea es muy infrecuente. Pero si tiene pensado viajar
a un país extranjero (sobre todo al Sudeste y al área centro-meridional
de Asia, a África, América Latina o el Caribe), es conveniente que hable
con su médico sobre la prevención y el tratamiento de esta enfermedad.
La gente se suele contagiar de la fiebre tifoidea al tomar bebidas o comer alimentos
que han sido manipulados por alguien que padecía la fiebre tifoidea o que era
portador de esta enfermedad. Las personas infectadas también pueden contagiar
la enfermedad a otras personas directamente (por ejemplo, al tocarlos sin haberse
lavado las manos). También se puede contraer la enfermedad al beber agua contaminada
por aguas residuales.
¿Cómo se diagnostica?
El médico evaluará los síntomas de su hijo y le hará
preguntas sobre sus antecedentes médicos y sobre los viajes que haya hecho
hace poco. Lo más probable es que el médico tome una muestra de heces
(caca), orina (pis) o sangre para comprobar si contiene la bacteria de la enfermedad.
¿Cómo se trata?
La fiebre tifoidea se trata con antibióticos que matan la bacteria. Es importante
que se asegure de que su hijo completa el tratamiento que le receten, incluso aunque
se empiece a encontrar mejor antes de completarlo. Si lo da por concluido antes de
tiempo, podrían permanecer algunas bacterias en su organismo.
La mayoría de los niños empiezan a encontrase mejor entre 2 y 3 días
después de iniciar el tratamiento. Ofrezca a su hijo muchos líquidos
para prevenir la deshidratación.
Los niños gravemente deshidratados debido a la diarrea
pueden recibir líquidos por VI (vía intravenosa) en un hospital u otro
tipo de instalación médica.
El paracetamol
puede ayudar a bajar la fiebre, lo que hará que su hijo se encuentre mejor.
Hable con el médico de inmediato si los síntomas de su hijo prosiguen,
si desaparecen y vuelven a aparecer o si su hijo desarrolla nuevos síntomas.
Los niños con fiebre tifoidea se deben quedar en casa hasta que la enfermedad
haya seguido su curso y el médico asegure de que ya no son portadores de la
bacteria. Lo mismo ocurre con los adolescentes que trabajen en la industria alimenticia,
a quienes no les estará permitido legalmente volver a trabajar hasta que un
médico haya determinado que ya no son portadores de la bacteria.
¿Se puede prevenir?
En EE.UU. hay dos vacunas disponibles contra la fiebre tifoidea. Una consta de
una serie de cápsulas, mientras que la otra es una inyección. En algunos
casos, se necesita una dosis refuerzo.
La vacuna contra la fiebre tifoidea no se aplica de forma sistemática en
el calendario de vacunación infantil. Si su hijo va a viajar a una zona donde
abunda la fiebre tifoidea, deberá pedirle al médico información
sobre la vacuna. Los niños deben recibir la vacuna por lo menos entre 1 y 2
semanas antes de irse de viaje. Así, a la vacuna le dará tiempo a hacer
efecto antes de partir.
¿Qué más debería saber?
Incluso si su hijo y su familia ya se habían vacunado contra la fiebre tifoidea,
recuerde que las vacunas no son completamente eficaces y que pierden eficacia con
el transcurso del tiempo. Por lo tanto, asegúrese de tomar las siguientes precauciones
en las zonas de alto riesgo:
- Esterilice el agua. Hierva o desinfecte toda el agua que vayan
a utilizará para beber, lavar o preparar alimentos, hacer hielo, café
o té, o para cepillarse los dientes. Mejor aún, trate de beber solo
agua embotellada (el agua con gas es más segura) u otras bebidas que vengan
en latas o botellas, pero limpie la parte externa de la botella o de la lata antes
de beber. Diga a su hijo que evite tomar agua del grifo, de fuentes y cubitos de hielo,
y recuérdele que no trague agua en la ducha o en el baño.
- Cocine todos los alimentos. Cueza completamente todos los alimentos,
y evite los alimentos de vendedores ambulantes, así como las comidas que se
conserven o se sirvan a temperatura ambiente. Contrariamente, opte por comidas y alimentos
envasados que estén recién cocinados y que se sirvan calientes.
- Evite los alimentos crudos. Evite las verduras, frutas y hortalizas
crudas y sin pelar que puedan haber sido lavadas con agua contaminada, sobre todos
la lechuga y las frutas del bosque que no se pueden pelar (fresas, cerezas). Los plátanos,
el aguacate y las naranjas son mejores opciones, pero asegúrese de que es usted
quien los pela. Por motivos de seguridad, tal vez sea conveniente que su hijo evite
cualquier alimento crudo.
- Lávense las manos a menudo. Lávense las manos con
agua limpia tibia y jabón, sobre todo después de usar el lavabo o antes
de preparar o de comer alimentos. Si no disponen de agua y jabón, usen un gel
antiséptico para las manos a base de alcohol.
Fecha de revisión: octubre de 2017