Cuando los parásitos que
se encuentran comúnmente en los intestinos de los perros y los gatos infectan
a un ser humano, le provocan una enfermedad denominada "toxocariasis" (o larva migrans
visceral). La toxocariasis suele afectar a niños menores de 10 años.
Los niños que más se exponen a contraer esta enfermedad son los que
se meten cosas en la boca y/o aquellos cuyas familias tienen perros y/o gatos.
Signos y síntomas
Muchos niños no presentan ningún síntoma pero, en el caso
de que los presenten, pueden tener fiebre, tos, resuello o respiración sibilante,
dolor abdominal, agrandamiento del hígado o del bazo, falta de apetito, erupción
que a veces adopta la forma de la urticaria y ganglios linfáticos inflamados.
La toxocariasis también puede afectar a los ojos, provocando una reducción
de la visión, inflamación alrededor de los ojos o bizquera. Si no se
trata, esta enfermedad puede provocar lesiones en la retina (la parte posterior del
ojo que capta la luz).
La mayoría de los casos de toxocariasis no se diagnostican y no causan problemas.
Algunos casos de toxocariasis se diagnostican durante una revisión ocular ordinaria
o en radiografías realizadas por otros motivos.
Trasmisión
La toxocariasis es una infección provocada por las larvas de unas lombrices
parasitarias (Toxocara canis y Toxocara cati) que suelen vivir en
los intestinos de perros y gatos. Los huevos de estas lombrices se eliminan a través
de las heces de estos animales y pueden contaminar los lugares donde juegan los niños.
Los niños se pueden tragar estos huevos, sobre todo aquellos a quienes les
gusta meterse cosas en la boca y que no se lavan las manos a menudo.
Una vez dentro del cuerpo del niño, el cascarón de los huevos se
rompe y salen las larvas, que atraviesan las paredes del tubo digestivo y migran hacia
el hígado, los pulmones, los ojos y otras partes del cuerpo.
La toxocariasis suele afectar a niños pequeños de entre 2 y 7 años,
pero puede ocurrir a cualquier edad. No se puede contagiar de una persona a otra.
Prevención
Para ayudar a prevenir que sus hijos se expongan a la toxocariasis:
- manténgalos alejados de las áreas donde suelen jugar los perros
y/o los gatos
- enseñe a sus hijos a lavarse las manos a menudo, sobre todo después
de jugar con perros y/o gatos (lave usted mismo las manos de su hijo si todavía
no tiene dos años y medio)
- indique a sus hijos que no se metan las manos sucias en la boca
- mantenga a las mascotas de la familia alejadas del arenero y cúbralo bien
mientras no lo utilicen
- lleve a sus mascotas al veterinario para que las desparasite, sobre todo a los
cachorros menores de 6 meses
- asegúrese de que sus hijos no ingieran tierra o suciedad sin darse cuenta
Diagnóstico y tratamiento
Los pediatras suelen diagnosticar la toxocariasis mediante exámenes físicos
y análisis de sangre. Es posible que no receten ningún medicamento para
tratar casos de toxocariasis de sintomatología leve. Las toxocariasis graves,
que afectan a los pulmones, los ojos u otros órganos importantes, se suelen
tratar con medicamentos antiparasitarios, que matan las larvas. Para tratar una toxocariasis
grave, los médicos a veces también recetan fármacos esteroideos
y/o envían al paciente a un especialista (como un oculista, si está
afectado el ojo).
Un niño que padece una toxocariasis grave debe recibir los medicamentos
que le recete el pediatra. Para prevenir posibles reinfecciones, desparasite a sus
mascotas y mantenga a sus hijos bien alejados de las áreas donde aquellas defequen
(hagan caca). Recuerde a sus hijos que se laven las manos a menudo a lo largo del
día, sobre todo después de jugar con sus mascotas.
Cuándo llamar al pediatra
Llame al pediatra si su hijo presenta cualquiera de los síntomas de la toxocariasis,
como los siguientes:
- fiebre
- erupción
- tos, resuello o respiración sibilante
- dolor abdominal
- falta de apetito
- problemas en la vista
Fecha de revisión: agosto de 2014