¿Qué es el herpes zóster?
El herpes zóster, también conocido como herpes a secas o "culebrilla",
es un sarpullido cutáneo causado por una infección de origen viral que
afecta a los nervios que se encuentran justo debajo de la piel.
¿Cuál es su causa?
Tanto el herpes zóster como la varicela
están causados por el virus varicela-zóster. Cualquier persona que haya
pasado la varicela puede desarrollar un herpes zóster más delante, incluso
los niños. Esto se debe a que el virus permanece en su sistema nervioso en
estado latente (como si estuviera dormido) durante el resto de la vida.
En mucha gente, el virus nunca se reactiva. Pero en otras, el virus se reactiva
y causa un herpes zóster. Es poco frecuente que una persona desarrolle un herpes
zóster más de una vez.
El herpes zóster lo pueden contraer personas de todas las edades, pero la
mayoría de los casos se dan en personas de más de 50 años de
edad.
¿Cuáles son los signos y los síntomas del herpes zóster?
Los primeros síntomas del herpes zóster ocurren en el área
del cuerpo donde acabará apareciendo la erupción. La persona puede notar
un cosquilleo, picazón o dolor en esa área. Cuando aparece la erupción,
el dolor puede ser de leve a fuerte.
La erupción empieza como grupos de granitos en un lado del cuerpo o de la
cara del paciente. Suele tener la forma de una franja o de un cinturón. Los
granos se convierten en ampollas llenas de pus que se abren y forman costras al cabo
de 7 a 10 días. Las costras suelen cicatrizar y desprenderse unas 2 a 4 semanas
después de que se inicie el sarpullido. 
Algunos niños con herpes zóster también presentan fiebre
y dolor de cabeza,
y pueden estar cansados y tener molestias o dolores musculares. En casos muy raros,
es posible que un niño con herpes zóster tenga dolor en ausencia de
sarpullido. Algunas personas tienen síntomas más graves, pero esto suele
ocurrir en gente que supera los 50 años de edad.
¿Qué problemas puede haber?
La mayoría de los casos de herpes zóster se curan solos, con o sin
tratamiento, y no desencadenan ningún otro problema. En casos muy raros, el
herpes zóster puede generar complicaciones como las siguientes:
- Dolor constante (neuralgia posherpética): las lesiones
en las fibras nerviosas de la piel envían mensajes confusos al cerebro, generando
dolor. Este dolor puede persistir durante un período de tiempo prolongado tras
la desaparición del herpes zóster. Esta es la complicación más
frecuente del herpes zóster.
- Problemas en la vista: si el herpes zóster aparece cerca
del ojo o dentro del ojo, puede provocar pérdidas visuales.
- Infecciones en la piel: la erupción del herpes zóster
se puede infectar con bacterias,
pudiendo provocar impétigo
o celulitis.
- Problemas del sistema nervioso: el herpes zóster en la
cara puede afectar a varios nervios distintos que conectan con el cerebro. Esto puede
conducir a problemas relacionados con los nervios, como parálisis facial y
problemas auditivos o de equilibrio. En muy pocos casos, el herpes zóster puede
conducir a una encefalitis
(inflamación del cerebro).
¿Cómo se diagnostica el herpes zóster?
Generalmente, los médicos pueden diagnosticar el herpes zóster simplemente
explorando el sarpullido. En casos excepcionales, el médico puede enviar una
pequeña muestra
del tejido infectado para que la analicen en un laboratorio.
Si cree que su hijo podría tener un herpes zóster, llame a su médico.
Si cree que su hijo podría haber desarrollado un herpes zóster en la
cara, es importante que pida ayuda a un médico de inmediato para evitar que
la infección se le extienda a los ojos.
¿Cómo se trata el herpes zóster?
No todos los niños afectados por un herpes zóster necesitan tratamiento.
Si el médico decide que el tratamiento podría ayudar, este se debería
iniciar lo antes posible. El tratamiento suele incluir medicamentos antivirales y
de control del dolor.
Medicamentos antivirales, como el acyclovir (Zovirax) o el valcylovir (Valtrex):
- para ayudar a curar la erupción cutánea
- impedir que el virus se siga multiplicando
- ayudar a controlar el dolor
Medicamentos para el dolor (cremas, espráis o parches cutáneos de
venta con o sin receta médica):
- para ayudar a controlar el dolor
- para reducir la inflamación (hinchazón y enrojecimiento)
Los medicamentos antivirales no permiten eliminar el virus del cuerpo, pero pueden
reducir el riesgo de complicaciones y ayudar a acelerar el proceso de curación.
Pregunte al médico de su hijo si tratarle el herpes zóster le puede
ayudar.
Conforme se vaya curando la erupción, mantenga el área del herpes
bien limpia. Lávela con agua y un jabón suave, y aplique compresas frías
y húmedas sobre las ampollas varias veces al día para aliviar el dolor
y la comezón. Los baños de avena también pueden aliviar el picor.
Para evitar contagiar el virus a otras personas, mantenga el área del sarpullido
cubierta todo el tiempo.
¿Se puede prevenir el herpes zóster?
No siempre es posible prevenir el herpes zóster. Pero la vacuna de la varicela puede
hacer que el herpes zóster sea menos grave. Si su hijo no ha pasado la varicela,
pregunte a su médico sobre cómo le puede administrar esa vacuna.
Existe una vacuna contra el herpes zóster, pero se administra mayoritariamente
a la gente mayor. Cuanto mayor es una persona, más grave puede ser su infección
por herpes zóster. Es muy poco probable que a un niño le afecte una
forma grave de herpes zóster.
¿Qué más debería saber?
Los niños con sarpullidos por herpes zóster que no se puedan cubrir
por completo no deben ir a la escuela o la guardería hasta que las ampollas
se cubran de costras y se sequen.
Los bebés recién nacidos, las mujeres embarazadas y las personas
cuyos sistemas inmunitarios
estén debilitados, así como cualquier persona que no sea inmune a la
varicela, deben evitar entrar en contacto con personas con herpes zóster hasta
que el sarpullido se les haya curado por completo.
Fecha de revisión: septiembre de 2019