Con la ayuda de un vestido con volados, una corona y una varita mágica,
su hija de 3 años se transforma en la reina de un universo mágico en
el que su caballito de juguete es en realidad un unicornio alado. Cuando le pida que
pruebe las nubes rosadas, seguramente estarán de acuerdo en que se parecen
mucho a la goma de mascar.
Su hijo se coloca una sábana sobre los hombros y corre a toda velocidad
por el césped. El aire hace volar la sábana y su hijo de cuatro años
salta por el aire mientras dice: "¡Mira mamá, estoy volando!". Es un
superhéroe dispuesto a salvar al jardín de los dragones que se esconden
detrás de los arbustos y encontrar el tesoro escondido en el arenero.
Los padres de los niños en edad preescolar son espectadores privilegiados
de algunas de las obras de teatro más imaginativas de todos los tiempos. Estos
son los llamados "años mágicos", cuando el cerebro del niño está
lo suficientemente desarrollado como para imaginar grandes historias pero aún
no alcanza la complejidad necesaria para razonar como un adulto y preguntarse: "¿Esto
realmente puede ocurrir?".
A continuación, le contamos por qué la imaginación es tan
importante y qué puede hacer para favorecer estos años mágicos.
Cómo ven el mundo los niños en edad preescolar
Los niños en edad preescolar aún no están preparados para
comprender muchas cosas del mundo que los rodea. Entonces, crean sus propias explicaciones
mágicas sobre el funcionamiento de las cosas.
En el año 1959, Selma Graiberg, PhD, experta en desarrollo infantil, escribió
el libro Los años mágicos y allí le dio ese mismo nombre a esta
etapa del desarrollo infantil, que tiene su pico en los años de preescolar.
Los bebés usan los sentidos (tacto, gusto, olfato, vista y oído)
para explorar el mundo. A medida que se desarrollan, comienzan a comprender el funcionamiento
básico de las cosas ("Si toco este botón, saldrá un pony del
establo").
En la etapa preescolar, los niños toman estos conocimientos y los combinan
con una creciente imaginación que les permite crear ideas fantásticas
de por qué y cómo ocurren las cosas.
El juego simbólico les permite a los niños asumir nuevos roles (como
superhéroes, princesas, animales salvajes o incluso padres) y les permite resolver
problemas de manera creativa. Pero también los ayuda a afrontar otro obstáculo
de los años de preescolar: las emociones intensas. Las muñecas podrían
ser puestas en penitencia o recibir un reto por hacer cosas sospechosamente similares
a algo por lo que su hijo recibió un reto. Tal vez, su hijo tenga un amigo
imaginario (que se porta mucho peor que él) que lo ayude a afrontar sus sentimientos
de culpa y remordimiento después de haber perdido el control y, por ejemplo,
haberle pegado a un compañero de clase en el colegio.
El autocontrol es una habilidad difícil de aprender y el juego simbólico
o de simulación (jugar a ser otra persona) ayuda a los niños a ponerlo
en práctica, además de actuar la frustración que les genera.
Cómo alentar el juego imaginativo
El juego imaginativo comienza en la mente del niño. Pero esto no significa
que los padres no puedan participar. A continuación, encontrará algunas
maneras de alentar el mundo imaginario de su hijo:
- Sígale la corriente. Cuando su hijo salte en el aire y
le diga que está volando, no le diga que simplemente está saltando.
Por el contrario, alimente su fantasía: "¡Qué alto que has llegado!
¿Qué puedes ver desde allí arriba? Tal vez te haría bien
descansar en una nube esponjosa". O comience a volar con él.
- Escoja juguetes antiguos. Los bloques, los muñecos, las
artesanías y la masa para moldear son juguetes que requieren creatividad y,
por lo tanto, alimentan la imaginación.
- Limite los juguetes electrónicos. Sin importar si se trata
de un sistema de entretenimiento o una computadora para niños, intente evitar
los juguetes que llevan pilas o baterías. La creatividad se estanca cuando
el juego es dirigido por el juguete en lugar de por el niño.
- Léale
a su hijo. Y mientras le lee, hágale preguntas que le abran la mente:
"Si fueses una oruga, ¿qué comerías?" y "¿Qué crees
que ocurrirá a continuación?". Estas preguntas no solo favorecen la
imaginación sino que promueven las habilidades del lenguaje y fomentan el interés
por los libros.
- Programe tiempo libre. Asegúrese de que los niños
tengan tiempo libre todos los días para jugar. Además de fomentar su
creatividad, el juego libre les enseña a usar sus propios recursos para entretenerse
o calmarse.
- Limite
el tiempo que pasan delante de pantallas. Cuando los niños miran
una película o incluso un programa educativo, experimentan el mundo imaginario
de otra persona en lugar de usar su propia imaginación. Algunos personajes
de la televisión no son adecuados para los niños de edad preescolar.
Los niños más pequeños también son más influenciados
por la publicidad porque no pueden distinguir los programas de las publicidades. Lo
mismo ocurre con la publicidad digital que aparece en los juegos o las aplicaciones
en línea. Para los niños de 2 a 5 años de edad, los expertos
recomiendan limitar el tiempo ante la pantalla (lo cual incluye televisión,
DVD, computadoras, teléfonos y tabletas) a no más de 1 hora por día
con un programa de calidad.
Cuando se termine la magia
En algún momento, las coronas de princesa comenzarán a llenarse de
polvo y su hijo dejará de creer que puede volar. Este es un momento agridulce.
Extrañará los detalles de ese mundo en el que todo es posible. Pero
es una señal de que el cerebro de su hijo se está desarrollando correctamente.
La corteza prefrontal (la zona del cerebro ubicada justo detrás de la frente)
ha hecho las conexiones necesarias para procesar el pensamiento más elevado.
Por eso, la manera en la que el niño pensaba que funcionaba el mundo ya no
es necesariamente la manera en la que el mundo realmente funciona.
Por ejemplo, un niño de dos años podría tener un berrinche
frente a una aspiradora porque tal vez tema que, así como aspira el pelo del
perro que quedó sobre la alfombra, pueda llegar a aspirarlo a él. Pero
uno o dos años más tarde, tal vez finja que está siendo perseguido
por el "monstruo" aspirador y sepa que jamás podría aspirarlo.
Cuando tienen seis años, los niños se dan cuenta de que algunos miedos,
como el de ser tragados por una aspiradora, son irracionales (no hay manera de que
su cuerpo pueda pasar por un tubo tan pequeño). Y tal vez les guste tener el
control y pasar ellos mismos la aspiradora. Estas situaciones se repetirán
una y otra vez a medida que el cerebro del niño aprenda a diferenciar lo posible
de lo imposible.
Esta etapa de la infancia a veces recibe el nombre de "edad de la razón"
y es el momento en el que los niños comienzan a formar su conciencia, a diferenciar
lo que está bien de lo que está mal y a comenzar a dejar de actuar por
impulso y pasar a hacer lo "correcto".
La edad de la razón explica por qué muchos niños de segundo
grado son maestros a la hora de compartir: pueden tener en cuenta los sentimientos
de los demás. Y también explica por qué los monstruos que en
un momento se ocultaban debajo de la cama han desaparecido. Los niños de esta
edad se dan cuenta de que, como jamás vieron un monstruo, es probable que no
existan.
También es el momento en el que sus respuestas fantásticas a sus
preguntas cada vez más complejas ya no los dejarán satisfechos. Los
truenos ya no podrán ser un juego de bolos en el cielo y la luna definitivamente
no es de queso. Pero que sus hijos hayan alcanzado la edad de la razón no significa
que no puedan imaginar que hay un juego de bolos en el cielo o que la luna
es de queso; simplemente significa que ahora sabrán que se trata de una broma.
Y a medida que crezcan, su imaginación y creatividad se transformarán
en arte, música y escritura creativa, y los ayudarán a tener un pensamiento
crítico.
Su próxima habilidad será el pensamiento crítico que los inspira
a buscar más información y comprender ideas más complejas. Y
esta es la herramienta que les permitirá tomar decisiones y resolver problemas
y que lo harán sentir orgulloso cuando comiencen a madurar en la adolescencia.
Fecha de revisión: diciembre de 2016