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Cánceres cerebrales y de otras partes de sistema nervioso

Los cánceres cerebrales y de otras partes de sistema nervioso son el tipo más frecuente de cáncer en la población infantil. Cuando se descubren pronto, este tipo de cánceres se suelen poder curar.

Hay muchos tipos distintos de cánceres cerebrales y de otras partes de sistema nervioso, y se clasifican teniendo en cuenta la ubicación del tumor el tipo de células implicadas y la velocidad a la que crecen.

Ahora veremos los tipos de cánceres cerebrales y de otras partes de sistema nervioso más frecuentes en los niños.

Glioma de tronco cerebral 

El tronco cerebral, también conocido como tallo cerebral, se encuentra en la parte más profunda del cerebro posterior, y está compuesto por el mesencéfalo, la protuberancia (o puente) y el bulbo raquídeo (o médula oblonga). Estas partes del cerebro controlan el sistema nervioso autónomo del cuerpo (que es responsable de regir procesos corporales como la respiración, la digestión, el sudor y la conducta de temblar).

Un tumor que se desarrolla en cualquier parte del tronco cerebral se llama glioma de tronco cerebral. Los tumores que afectan a la protuberancia (o puente) se llaman gliomas pontinos (o gliomas pontinos intrínsecos difusos [GPID]). Los gliomas pontinos son los gliomas de tronco cerebral que más abundan, y también son los más difíciles de tratar. Los tumores que afectan al mesencéfalo y al bulbo raquídeo son menos frecuentes, pero suelen ser más fáciles de tratar.

Los síntomas de un glioma pontino pueden empezar de repente y empeorar muy deprisa. Entre las pruebas, se incluyen las siguientes:

  • visión doble
  • estrabismo que afecta a un solo globo ocular
  • caída de un párpado o de un lado de la cara
  • dificultad para tragar
  • dificultades para hablar y caminar
  • náuseas y vómitos

Los tumores del mesencéfalo pueden causar síntomas similares a los de los gliomas pontinos, junto con dolores de cabeza y vómitos. Estos síntomas se deben a un aumento de la presión que hay dentro de la cabeza (presión intracraneal), causado por la obstrucción de la circulación del líquido cefalorraquídeo. (El líquido cefalorraquídeo es un líquido transparente e incoloro que distribuye nutrientes al cerebro y la médula espinal y que los protege, amortiguando posibles golpes.)

Los tumores del bulbo raquídeo causan dificultades para tragar y debilidad en las extremidades.

Debido a que el tronco cerebral es un área del cerebro que puede ser difícil de operar, los gliomas de tronco cerebral se suelen tratar con radioterapia (rayos de alta energía que matan células cancerosas) y/o quimioterapia.

Ependimoma

Los ependimomas son tumores que se desarrollan en las células cerebrales encargadas que fabricar líquido cefalorraquídeo. Se suelen desarrollar en niños de menos de 5 años de edad.

Los ependimomas se clasifican en función de su ubicación, y la mayoría de ellos no se extienden (hacen metástasis) a otras partes del cuerpo. Los que se encuentran en la parte superior del cerebro se llaman ependimomas supratentoriales. Los ependimomas supratentoriales pueden causar náuseas, vómitos y dolores de cabeza debido al incremento de la presión que hay dentro del cerebro, así como debilidad y problemas en la vista.

También se pueden encontrar ependimomas en la médula espinal.

Los tumores en la parte posterior del cerebro son más frecuentes. Se llaman ependimomas infratentoriales. Pueden causar náuseas, vómitos y dolores de cabeza, así como problemas de coordinación.

Los ependimomas supratentoriales a veces se pueden curar solo operando al paciente. Los ependimomas infratentoriales suelen requerir un tratamiento mucho más agresivo, combinando la cirugía, con la quimioterapia y la radioterapia.

Tumor neuroectodérmico primitivo (TNEP)

Los tumores neuroectodérmicos primitivos pueden ocurrir en cualquier parte del cerebro. Entre sus tipos, se incluye el meduloblastoma, el tumor neuroectodérmico primitivo de fosa posterior, el tumor neuroectodérmico primitivo supratentorial y el pineoblastoma. Todos estos tumores se pueden extender (hacer metástasis) a través del líquido cefalorraquídeo que hay alrededor del cerebro y de la médula espinal.

Los síntomas de los tumores neuroectodérmicos primitivos suelen depender de su tamaño y ubicación, pero los más frecuentes son los siguientes:

  • dolores de cabeza, náuseas y vómitos (sobre todo por la mañana) causados por el aumento de la presión que hay dentro de la cabeza (presión intracraneal)
  • debilidad en brazos y piernas
  • problemas en la vista
  • crisis convulsivas
  • problemas de equilibrio y coordinación

Aunque los tumores neuroectodérmicos primitivos requieren un tratamiento agresivo (que incluye cirugía, quimioterapia y radioterapia), los recientes avances médicos han hecho posible curarlos en la mayoría de los niños que los presentan.

Glioma de la vía óptica 

La vía óptica envía señales al cerebro sobre lo que ven los ojos. Un tumor que se desarrolla a lo largo de esta vía se llama glioma de la vía óptica.

Los gliomas afectan mayoritariamente a niños de menos de 10 años de edad. Las personas con neurofibromatosis tipo 1 (una afección genética que hace que crezcan tumores en el tejido nervioso) tienen un mayor riesgo de desarrollar este tipo de tumores.

El síntoma más frecuente de un glioma de la vía óptica es la pérdida progresiva de la vista. Los tumores de crecimiento lento pueden ser difíciles de detectar al principio, sobre todo en los niños más pequeños, que no son capaces de describir qué es lo que están viendo. En los tumores de crecimiento rápido (o en los menos agresivos que hayan alcanzado tamaños considerables), los problemas en la vista se ponen de manifiesto más deprisa.

Los niños también pueden empezar a ladear la cabeza o a presentar retrasos en el desarrollo, como ser torpes al andar, tener dificultades para hablar o presentar cambios en el comportamiento. También puede ocurrir una afección llamada nistagmo (cuando los globos oculares parecen moverse rápidamente de forma involuntaria). A veces, un tumor que está presionando la hipófisis puede causar problemas de crecimiento.

Los gliomas de la vía óptica se suelen tratar con quimioterapia, aunque también se pueden usar la radioterapia. La mayoría de los niños tienen buen pronóstico cuando reciben tratamiento.

Astrocitomas

Los astrocitomas se desarrollan a partir de unas células cerebrales con forma de estrella que se llaman astrocitos. Hay astrocitomas de 4 subtipos: astrocitoma pilocítico (grado I), astrocitoma fibrilar (grado II), astrocitoma anaplásico (grado III), y glioblastoma multiforme (grado IV).

Los astrocitomas de bajo grado (grados I y II) en los niños son altamente curables porque suelen crecer despacio, no se extienden y son bastante fáciles de extraer, a menos que se detecten en áreas donde puede ser muy difícil operar (como el nervio óptico). Después de operar, existe la posibilidad de que la quimioterapia o la radioterapia no sean necesarias.

Los astrocitomas de alto grado (grados III y IV) son más agresivos, más invasivos y más difíciles de tratar. Su tratamiento suele incluir la cirugía, la quimioterapia y la radioterapia.

Efectos secundarios del tratamiento del cáncer

Los niños que se someten a radioterapia o quimioterapia para tratar un tumor cerebral suelen presentar efectos secundarios. Entre ellos, se incluyen: la fatiga (estar muy cansado), las náuseas, los vómitos y la caída del cabello. Estos efectos secundarios desaparecen cuando concluye el tratamiento.

También puede haber efectos a largo plazo del tratamiento, llamados "efectos tardíos". Entre ellos, se incluyen los siguientes: trastornos de aprendizaje, convulsiones, trastornos de crecimiento, problemas auditivos y en la vista y la posibilidad de desarrollar un segundo cáncer, incluyendo un segundo tumor cerebral.

Puesto que estos problemas a veces no se detectan hasta varios años después del tratamiento, es necesario hacer una atenta observación, así como cribados regulares para detectarlos lo antes posible.