Factores de riesgo
La restricción del crecimiento intrauterino tiende a ocurrir en mayor medida en mujeres que están embarazadas de más de un bebé o que han tenido previamente bebés pequeños para su edad gestacional o bebés afectados por una restricción del crecimiento intrauterino. Hay ciertas afecciones médicas, como algunas enfermedades que afectan al corazón, los pulmones, la sangre, de tipo autoinmunitario o la anemia, que aumentan el riesgo de que una mujer desarrolle una restricción del crecimiento intrauterino. El hecho de alimentarse mal o de tener bajo peso antes o durante el embarazo también incrementa este riesgo.
Diagnóstico
Puesto que no todos los bebés de tamaño reducido padecen una restricción del crecimiento intrauterino, es muy importante hacer un buen diagnóstico. Esto se inicia determinando de forma adecuada la edad gestacional del bebé basada en la fecha de inicio del embarazo.
Al principio, la edad gestacional se calcula a partir del primer día del último período menstrual de la futura madre. Más adelante (habitualmente entre las semanas 8 y 13), se confirma a través de una ecografía. Una vez que se calcula la edad gestacional del bebé, los médicos utilizan esta estimación para supervisar el crecimiento del bebé y compararlo con el ritmo de crecimiento esperado. Si el bebé está creciendo más despacio de lo normal ("pequeño para su edad gestacional"), los médicos seguirán controlando su crecimiento y es posible que le hagan más pruebas a fin de determinar si el bebé padece o no una restricción del crecimiento intrauterino.
El control del crecimiento se lleva a cabo de varias formas distintas. Una medida denominada altura uterina ayuda a calcular el tamaño del bebé; para ello se mide el vientre de la madre desde la parte superior del hueso púbico hasta la parte superior del útero.
Otra forma de evaluar el crecimiento del bebé es mediante ecografías. De hecho, la restricción del crecimiento intrauterino se suele diagnosticar con esta técnica.
Durante una ecografía, un técnico cubre el vientre de la mujer con un gel y desplaza una sonda (un instrumento en forma de vara o bastón) sobre él. Ondas sonoras de alta frecuencia "rebotan" sobre su cuerpo y crean imágenes del bebé en la pantalla de una computadora. Estas imágenes se utilizan para calcular el tamaño y el peso del bebé.
Aunque estos cálculos no son más que estimaciones y pueden no ser exactos, ayudan a los profesionales de la salud a hacer un seguimiento del crecimiento del bebé y a determinar si existe algún problema. Las ecografías también ayudan a identificar otras anomalías, como los problemas que afectan a la placenta o la escasez de líquido amniótico.
Los profesionales de la salud también pueden realizar otras pruebas si creen que un bebé puede presentar una restricción del crecimiento intrauterino, como:
- monitorización fetal para evaluar la frecuencia cardíaca y los movimientos del feto
- pruebas de cribado para detectar posibles infecciones
- amniocentesis para ayudar a determinar la causa de la restricción del crecimiento intrauterino (y a veces para ayudar a determinar la madurez pulmonar del feto y si podría o no respirar por sí solo)