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Seguridad en línea

Revisor médico: Elana Pearl Ben-Joseph, MD

¿Cómo podríamos vivir sin nuestros teléfonos inteligentes (o smartphones), computadoras portátiles y otros dispositivos que nos permiten estar conectados a Internet? Así es como la mayoría de nosotros nos mantenemos en contacto con amigos y parientes, tomamos fotografías, hacemos trabajos escolares, investigamos, nos enteramos de las últimas noticias y realizamos compras.

Pero además de los millones de sitios que se pueden visitar y de las cosas para hacer, estar en línea ofrece muchas maneras de perder el tiempo e incluso de meterse en problemas. Algunas personas que conoces en línea pueden intentar aprovecharse de ti, robar tu información personal o bien acosarte o amenazarte (llamado acoso cibernético).

Quizás conozcas a alguien que se metió en problemas por algo que hizo en línea, ya sea sexting, acoso o bullying en un sitio web o en una aplicación de mensajería, o bien que fue estafado por alguien que conoció en Internet.

Debido a que los usuarios pueden permanecer anónimos, los sitios web y las aplicaciones de mensajería populares podrían atraer a adultos que se hacen pasar por adolescentes o niños. En ocasiones, les pedirán a los visitantes fotos e información sobre ellos y sus familias o dónde viven, aunque nunca se debe compartir esa información.

Por lo general, las personas que piden información personal, como el domicilio, números de teléfono y direcciones de correo electrónico, la usan para llenar los buzones de correo y los contestadores automáticos de avisos publicitarios. En algunos casos, sin embargo, los depredadores usan esta información para iniciar relaciones ilegales o indecentes o para dañar a una persona o a su familia.

Cómo ser inteligente en Internet

Primera regla: Comprueba tu estado de ánimo ¿Te sientes deprimido o enfadado? Entonces no es el momento de enviar mensajes o hacer publicaciones en un sitio de las redes sociales. Las personas normalmente no toman buenas decisiones ni piensan con claridad cuando están estresadas o abatidas. Si debes hacerlo, llama a alguien o sal a correr antes de comenzar a ventilar información sensible en línea.

Segunda regla: Cuando estés en un sitio web, intenta permanecer tan anónimo como sea posible. Eso significa mantener en privado toda información que sea confidencial. La información privada que nunca deberías compartir públicamente, incluye:

  • tu nombre completo
  • cualquier tipo de fotografía (incluso la de tu mascota)
  • tu ubicación actual (algunos teléfonos tienen GPS automático incorporado que deberías desactivar)
  • dirección de tu casa o de la escuela de cualquier integrante de tu familia o de amistades
  • números de teléfono
  • número de la seguridad social
  • contraseñas
  • nombres de miembros de tu familia
  • números de tarjetas de crédito

La mayoría de las personas y empresas confiables no pedirán este tipo de información en línea. Por lo tanto, si otros lo hacen, podría ser un indicio de que no tienen buenas intenciones. Siempre consulta con alguno de tus padres si te sientes inseguro, en especial cuando vas a realizar una compra en línea o registrarte en un sitio web o una aplicación.

Piensa detenidamente antes de crear una dirección de correo electrónico o un nombre de usuario. Usa una combinación de letras y números en ambos que no dejen traslucir si eres hombre o mujer.

Cuando envíes mensajes o uses aplicaciones de video, utiliza un sobrenombre que difiera de tu nombre de usuario. De este modo, si en alguna ocasión te encuentras inmerso en una conversación que te hace sentir incómodo, podrás salir sin tener que preocuparte porque alguien te pueda identificar por tu nombre de usuario y te rastree a través de tu correo electrónico. Algunas personas que pasan tiempo en línea con sus amigos crean grupos privados donde solo pueden interactuar ellos y las personas que ellos invitan.

Mantén amistades en línea en el mundo virtual. Enfrentarte cara a cara con los amigos que has hecho en línea supone más riesgos que con otros tipos de amistad, porque es muy fácil para las personas fingir que son algo que no son cuando no puedes verlas ni hablar con ellas personalmente. Es más seguro comunicarse antes con alguien mediante videollamada, pero incluso eso puede acarrear algunos riesgos. Consulta con alguno de tus padres si consideran esto seguro. También pueden querer conocer a alguno de tus contactos o mantener una conversación con ellos antes de permitirte que tú lo hagas por tu cuenta.

Si alguna vez te involucras en mensajes o conversaciones en línea que, por alguna razón te hacen sentir incómodo o en peligro, abandona la conversación y díselo a uno de tus padres o a otro adulto de inmediato para que puedan hacer la denuncia. También puedes denunciarlo al sitio web del Centro Nacional para Niños Desaparecidos y Explotados (NCMEC, por su sigla en inglés): ellos tienen un formulario para denunciar este tipo de incidente llamado CyberTipline. Allí, se asegurarán de hacer llegar esta información a los funcionarios de los cuerpos de seguridad para que la investiguen.

¿Qué pasa con el acoso cibernético o ciberacoso?

No son solo desconocidos los que pueden hacerte sentir molesto. El acoso cibernético (o ciberacoso) se refiere a mensajes crueles o intimidantes que te envían por Internet. Estos podrían provenir de antiguos amigos o bien de otras personas conocidas. También pueden enviarlos de manera anónima: en otras palabras, en un sitio web donde cada uno tiene un nombre de usuario, los adolescentes que están siendo acosados podrían incluso no saber quién los está acosando.

Si recibes estos mensajes intimidantes por Internet, a menudo es mejor ignorarlos en vez de responderlos. Los acosadores cibernéticos, al igual que otros acosadores, podrían estar buscando llamar la atención o generar una reacción. Además, nunca es buena idea provocar a los acosadores. Al ignorarlos, les extraes su poder. También puedes intentar eliminar o bloquear a los acosadores para no ver más sus mensajes.

Afortunadamente, la mayoría de las personas nunca sufre acoso cibernético. Pero si te están acosando por las redes, e ignorarlo no hace que se detengan, es buena idea buscar ayuda con uno de tus padres, un orientador escolar u otro adulto de tu confianza. Esto es realmente importante si el ciberacoso contiene amenazas.

Otras cosas que debes tener en cuenta 

Aunque el correo electrónico es relativamente privado, los hackers igual pueden tener acceso a él o agregarte a sus listas de correo basura. El correo basura, como anuncios o notas ofensivas o abusivas, es molesto. Pero los bloqueadores de correo basura pueden evitar que se llene tu casilla de mensajes. Existen muchos proveedores de servicio que te pueden ayudar a bloquear o filtrar correos electrónicos fuera de lugar si tus padres acuerdan configurar controles parentales apropiados para tu edad.

Si no reconoces al emisor de un documento o archivo que se debe descargar, elimínalo sin abrirlo para evitar que un virus infecte tu dispositivo. El programa antivirus es imprescindible para cualquier computadora y debe actualizarse periódicamente. También puedes comprar un software que te ayude a eliminar de tu computadora los programas espías no deseados que recopilan información sobre lo que hace tu computadora. Algunos proveedores de servicio ponen software a disposición para protegerte de estas y de otras molestias en línea, como los bloqueadores de anuncios emergentes que aparecen de la nada. 

Mientras estás con tus dispositivos, asegúrate de mantenerlos seguros. No permitas que otros usen tu teléfono a menos que estés presente. No dejes tu teléfono donde otra persona podría agarrarlo, y apaga tu computadora portátil o tu tableta cuando no la estés usando. Haz que no les resulte fácil a otras personas tener acceso a tu información personal.

Por último, recuerda que cualquier fotografía o mensaje que envías podría filtrarse tan pronto como pulsas la tecla de Intro. Piensa si las palabras que has escrito o las fotos que estás a punto de compartir son las que te gustaría que otras personas lean o vean. Una buena regla es preguntarte si a tu abuela le gustaría verlo o leerlo, si la respuesta es negativa, probablemente no debas enviarlo ni publicarlo.

Revisor médico: Elana Pearl Ben-Joseph, MD
Fecha de revisión: agosto de 2022