Desde la milagrosa entrada de su hijo al mundo, usted se ha responsabilizado de la mayoría (si no de todas) las decisiones que se han ido tomadas sobre su asistencia sanitaria. Usted concertó las visitas con su pediatra, programó sus radiografías y otras pruebas diagnósticas, llevó sus recetas a la farmacia, formuló las preguntas adecuadas y habitualmente obtuvo las respuestas que necesitaba.
En calidad de padre de un preadolescente o de un adolescente, usted todavía no ha completado su tarea. A estas alturas, su hijo ya es capaz de entender tanto algunos conceptos médicos como los aspectos fundamentales de organizar su propia asistencia sanitaria. Los expertos afirman que este el momento de empezar a incluir a los adolecentes en las decisiones relacionadas con su asistencia sanitaria y de dejarles adoptar un papel activo en este tipo de cuestiones.
¿Por qué hacer participar a los adolecentes?
El tiempo vuela. Sin que apenas se entere, su hijo de 13 años conducirá coche, o su hijo de 16 años empezará a ir a la universidad. Con la etapa adulta a la vuelta de la esquina, no hay tiempo que perder para empezar a incentivar a los adolecentes a responsabilizarse de todos los aspectos de su vida diaria, y la asistencia sanitaria no es ninguna excepción.
Fomentado su participación (que puede ser tan simple como llevar una receta a la farmacia y recoger el medicamento o tan compleja como ayudar a elegir a un nuevo profesional médico), ayudará a su hijo adolescente a aprender valiosas lecciones sobre cómo programar las cosas con antelación, cómo elegir entre varias opciones y cómo responsabilizarse sobre sí mismo. Se trata de unas habilidades que le serán de gran utilidad durante la etapa adulta.
Hacer participar a los niños
Como saben los padres de cualquier preadolescente o adolescente, el hecho de otorgar nuevas responsabilidades a un hijo no implica necesariamente que él las vaya a asumir instantamente. La función de los padres deberá seguir siendo animarlo a cumplir con esas responsabilidades, recordárselas, hacer un seguimiento de todo el proceso y reforzarlo cuando lo cumpla.
Conforme un niño se va haciendo mayor, sobre todo si padece una afección de carácter crónico, como el asma o la diabetes, es muy importante que esté bien informado sobre su afección y que sea autosuficiente en las prácticas médicas necesarias.
Los niños con necesidades especiales y/o con discapacidades evolutivas también pueden aprender a organizar algunos (o muchos de los) aspectos de su asistencia médica. Suele ayudar que el pediatra, el trabajador social u otro profesional médico dé el visto bueno sobre cómo y cuándo debería iniciarse la transición hacia una vida más independiente.